De nuevo la maravillosa herramienta que es The Players Tribune nos vuelve a ofrecer el testimonio sincero y directo de un jugador de la NBA, de una estrella de la mejor liga del mundo. Ha sido el turno ahora para Joel Embiid, quien se sincera sobre su vida, un relato “de película” y muy alejado de los que muchos piensan que pudo ser.
A Estados Unidos con 16 años
Esa fue la edad con la que el ahora pívot de los 76ers llegó a los Estados Unidos. Lo hizo a Florida, a un instituto donde las cosas no fueron fáciles para un joven que procedía de Camerún, que no entendía muchas cosas y quien solamente había empezado a jugar al baloncesto tres meses antes.
“No sabía ni una palabra de inglés, no conocía a nadie y no jugué al baloncesto hasta literalmente tres meses antes de que ofrecieran hacerlo en un instituto de Florida”, cuenta para The Players Tribune quien ahora es una estrella consagrada en la NBA pero que no tuvo unos inicios sencillos, ni en EEUU ni en el baloncesto. “Solo sabía machacar. Así que fui a entrenar el primer día y me fue tan mal que el entrenador me echó del pabellón. Mis compañeros se reían de mí, como los idiotas de las películas de instituto. Yo les miraban sin saber ni qué decían”.
Bryant, como modelo
Kobe Bryant fue una de las inspiraciones para Embiid, quien se fijó en la leyenda de los Lakers para mejorar aspectos de su juego. Precisamente, en 2009, en aquellas Finales ganadas a los Magic por parte de los angelinos, fue cuando el africano se enamoró definitivamente de la NBA. “Ahí me di cuenta de que quería dedicarme a eso”, comenta un Embiid que inicialmente tuvo más ojos para el fútbol. “Aunque mi padre me dijo que nadie en Camerún jugaba al baloncesto y que por qué no jugaba al voleibol. Iba a las pistas cerca de mi casa y cada vez que lanzaba gritaba ¡‘KOBE’! Siete años después estaba jugando contra él. Es de película. Realmente es de película.”.
El mate de Tarik Black
Número 3 del Draft de 2014, las lesiones le impidieron debutar con los 76ers hasta la 2016-17. Dos años en blanco que no fueron más que otro relato a añadir a una existencia trabada de experiencias, como la vivida en la Universidad de Kansas, en la 2013-14, su único curso en la NCAA.
«En mi primer entrenamiento, Tarik Black machacó por encima de mí de tal manera que estuve a punto de dejarlo para siempre. Casi me pongo a buscar billetes para volver a mi casa. Él era senior, un hombre hecho y derecho. Ni me enteré, cogió un rebote y machacó por encima de mí tan fuerte que pareció a cámara lenta. Todo el mundo se estaba riendo de mí. De modo que fui a Bill (Bill Self, entrenador de Kansas) y le dije que no podía con aquello”.
Fue así cuando Bill Self, quien sabe si conocedor absoluto de lo que ahí había, le animó y le dijo que en dos años sería número 1 del Draft. “Yo pensé que solo quería ser amable conmigo pero que si seguía adelante conseguiría un título y me madre se pondría contenta”.
Embiid no ganó la NCAA con Kansas, donde sufrió problemas de espalda, y tampoco fue número 1 del Draft, aunque se quedó cerca, pero sí puede decirse que ha triunfado completamente en la NBA. Y le queda mucho camino y mucho margen de mejora. Todo desde África, ese continente que él defiende frente a muchos estereotipos. “La gente en EE UU piensa cosas muy raras de África, por ejemplo que es todo un solo país muy grande”. Una vida, la suya, sí, de película. Y fuera del camino común. “La gente cree que me descubrieron en África siendo un enorme talento joven, me trajeron a EE UU, empecé a triunfar en Kansas y de ahí a la NBA”. Y no fue así. Ni mucho menos.