No vamos a repetir la historia de John Wall –todos la conocemos–, pero sí vamos a recalcar que hace demasiado tiempo que parece desconectado de la NBA. Hace ya más de un año que hablábamos de romper el silencio en su honor, y para ese momento llevaba temporadas en las que apenas había participado, ya fuese por graves lesiones o por decisión del equipo en el que estaba –por entonces Houston Rockets–.
Por suerte para él –ahora desgracia– se cruzaron en su camino los Clippers. El equipo angelino, uno de los que se supone deben luchar por el anillo, confió en él y le dio un contrato de dos años y 13 millones de dólares. Todo parecía encajar. Llegaba a un equipo que necesitaba un base y en el que no tendría presión, ya que las estrellas eran otros.
Seis meses ha durado la buena nueva (cuatro de regular season). Sin que nunca acabase de agarrar un rol claro mientras Tyronn Lue pedía paciencia, la gerencia californiana terminó por entender que no era la pieza que necesitaban; tanto es así que justo antes del cierre del mercado de traspasos le dieron salida en un acuerdo a tres bandas para conseguir a Eric Gordon. ¿Dónde acabó Wall? En los Rockets.
Poco o nada ha durado el veterano base en Texas. Como era de esperar, Houston lo ha cortado y ahora es libre para decidir su futuro. Sobre el papel suena bien. Se trata de un All-Star de 32 años que ahora debería estar en situación de elegir equipo para luchar por un campeonato. La cuestión es que no es oro todo lo que reluce. El hecho de que se dirija a la agencia libre sin que haya un rumor firme sobre el equipo al que va a unirse, dice mucho de una situación que cada vez se acerca más al desamparo.
Para muchos, Wall es un jugador de otra época. Tiene mucho talento, pero el triple nunca ha estado en su juego y para la actual NBA eso ya es un hándicap. Si no se hubiese lesionado gravemente en su momento… Si en aquellos años hubiese adaptado su juego a los cambios… Podemos elucubrar sobre qué presente tendría Wall si su recorrido hubiera sido distinto, pero la realidad es la que es y su futuro, como decíamos, no pasa de incierto.
(Fotografía de Rob Carr/Getty Images)