A estas alturas de la temporada quizá uno de los galardones individuales que menor misterio atesora es aquel que señala al suplente más destacado. Analistas y casas de apuestas se decantan por un mismo candidato como gran favorito para el premio al Sexto Hombre del Año: Jordan Clarkson.
El guard de los Utah Jazz se ha convertido en un auténtico seguro saliendo desde el banquillo. En los 55 partidos disputados hasta el momento ha promediado 17,5 puntos y encadena 81 encuentros consecutivos anotando al menos un triple, 88 si tenemos en cuenta los pasados playoffs, la mayor racha en la historia de la franquicia.
Sin embargo, en las últimas semanas ha emergido un potencial competidor por el galardón dentro de su propio equipo: Joe Ingles. Si bien sus números no parecen especialmente destacable, la temporada del australiano está resultando sobresaliente dentro del equipo que posee el mejor récord de toda la NBA.
El ámbito donde más ha sorprendido Ingles es en el tiro. Ingles presenta el mejor EFG% (70,4%) y TS% (72,2%) de toda la NBA. Para poner en perspectiva estos datos podemos compararlos con los de Stephen Curry (60,9% y 65,8%), Kevin Durant (61,7% y 67,4%) o Zion Williamson (62,3% y 65,6%), los tres a una distancia relativamente considerable. Además, lidera la liga en acierto en triples (49,4%) y desde el catch-and-shoot (53,3%) entre aquellos jugadores con una muestra representativa.
A sus 33 años, el alero ha alcanzado su madurez baloncestística y las casas de apuestas de Las Vegas lo han recompensado como candidato al galardón. No obstante, sus 17 titularidades en 54 partidos pueden jugar en su contra y la regularidad de Clarkson se mantiene en cabeza.
Como era de esperar, dentro de un conjunto en el que prima lo colectivo sobre el ego individual de cada una de sus piezas, Ingles se ha tomado esta situación de manera completamente desinteresada. «Nunca en mi vida he pensado en ello», afirmó Ingles tal y como recoge el medio KSL Sports. «Pero creo que Las Vegas y J.C. [Jordan Clarkson] tienen grandes posibilidades de ganar porque esos dos hacen una buena combinación.»
Así, los Jazz atesoran dos perfiles bien diferenciados y complementarios. Por un lado, un auténtico microondas capaz de anotar desde distintas posiciones y generar sus propios lanzamientos. Por el otro, un jugador que lleva en el equipo desde 2014, que entiende y ejecuta el sistema mejor que nadie, y que, además, está protagonizando una de las temporada más eficientes en cuanto a tiro se refiere en la historia de la NBA.
Unas diferencias que han impulsado la compenetración y los resultados de un equipo que lidera actualmente la competición. «Ambos se ayudan entre sí y son realmente desinteresados. Es divertido ver esa dinámica en la cancha», recalcó el entrenador Quin Snyder. «No creo que a ninguno de los dos se le haya pasado por la cabeza que están compitiendo entre sí. Espero que ambos compitan por el premio al Jugador Defensivo del Año, aunque no sé si Rudy [Gobert] lo aceptaría», bromeó.
De hecho, los Jazz se presentan a la conclusión de la temporada en una posición privilegiada. En el apartado colectivo rozan con los dedos el cerrar el mejor balance de la liga y el factor cancha en playoffs. En el ámbito individual, ya consiguieron colar a tres jugadores en el All-Star Game, así como a Snyder como entrenador, y amenazan con copar varios de los principales galardones entregados. Aunque lo más importante para el equipo será el trasladar el buen rumbo de la temporada a los playoffs.
(Fotografía de portada de Harry How/Getty Images)