Josh Giddey fue la principal apuesta de los Chicago Bulls durante la temporada baja. Para incorporarlo, la franquicia de Illinois acordó un traspaso con los Oklahoma City Thunder a cambio de Alex Caruso, en una operación que no incluyó ningún otro activo ni las denominadas cash considerations.
A sus 22 años, Giddey se había quedado sin hueco dentro del prometedor proyecto de los Thunder, por lo que su traspaso a Chicago emergió como una forma de reconducir su carrera y demostrar su valía. Su primer mes y medio con la camiseta de los Bulls ha seguido una cierta línea de inconsistencia que el australiano ha reconocido, aunque asegura que no quiere entrar en debate alguno sobre su traspaso y que solo está centrando en ayudar a su equipo.
«Siempre que te traspasan por un jugador como Caruso se habla mucho de ello. Quiero decir, se dijo mucho si era un buen o mal traspaso», declaró Giddey. «La verdad es que no pienso en ello. Tengo confianza en mí mismo y en lo que puedo hacer. Estos chicos hacen que todo sea fácil cuando juego. No estoy tratando de ser algo más que yo mismo. Solo quiero encontrar formas de encajar y hacer que este grupo sea mejor».
Lo cierto es que Giddey merece el habitual periodo de gracia antes de sacar conclusiones reales sobre su adaptación a los Bulls. Actualmente lidera a los de Billy Donovan en asistencias (6,9) y se sitúa como el segundo máximo reboteador (6,3) tras Nikola Vucevic. Poco a poco está encontrando su sitio en Chicago, como demostró en su último partido contra los Brooklyn Nets, donde brilló con un triple-doble de 20 puntos, 13 rebotes y 11 asistencias, pese a no estar acertado desde el triple.
