Los Celtics ya tienen la mitad del trabajo hecho. Los de Boston han dado continuidad a su marcha militar en estos playoffs y se han impuesto por 105-98 en el segundo partido de las Finales, colocando un 2-0 que les deja a solo dos victorias del anillo. Y lo que seguramente sea más desmoralizando para los Mavericks, lo han hecho en un partido que tenía todos los ingredientes para saldarse con una derrota.
Si en el Game 1 los de Mazzulla reventaron el choque a base de triples, esta vez pasaron por tramos en los que no habrían metido el balón en los anillos de Saturno. Su 10/39, ya de por sí bastante pobre, llega a ser incluso engañoso, pues durante muchos minutos los locales estrellaron un triple abierto en el aro tras otro. La rotación de balón era buena, la agresividad atacando la pintura era la deseable, los lanzamientos llegaban en buenas situaciones… Pero el acierto no estaba.
No obstante, sí funcionaron muy bien otros aspectos del juego, y uno de los más importantes fue la capacidad de Jrue Holiday para encontrar espacios con sus movimientos sin balón y sus cortes a canasta. La defensa de Dallas trató de cerrar a Tatum el camino al aro, algo que hicieron de forma bastante eficaz, pero cada vez que Jayson se quedaba encerrado y sin bote el base emergía como opción y encontraba la forma de recibir bajo canasta para sumar de forma sencilla. De sus 26 puntos, que le convirtieron en el máximo anotador local, 18 llegaron en la pintura gracias a su habilidad para entender lo que el duelo demandaba de él, añadiendo una notable anotación a sus mil pequeñas aportaciones.
Igual de importante fue su compañero de backcourt Derrick White, que volvió a ser omnipresente en acciones importantes. Con los Jays algo desacertados (sobre todo Tatum con un 6/22), sirvió de desatascador a ratos con sus 4 triples, volvió a ser una pesadilla por su agresividad en defensa, y culminó su brillante actuación con un tapón a P.J. Washington que evitó que los Mavs se colocaran a solo una posesión de distancia en el último minuto. Los Celtics no terminaron de brillar en los aspectos más glamourosos, pero sí tuvieron a dos hombres capaces de aportar esas pequeñas cosas que ganan partidos. Y su impacto se acabó haciendo notar.
Doncic pide ayuda
Con todo, Dallas hizo en general un buen trabajo a nivel defensivo, pero sus dificultades para sumar en el otro lado de la cancha fueron una losa demasiado pesada. Luka Doncic, con un triple-doble de 32 puntos, 11 asistencias y 11 rebotes, estuvo a un nivel sensacional, pero no puede decirse lo mismo de algunos de sus compañeros, especialmente de un Kyrie Irving que sigue lejos de lo que los Mavs necesitan si quieren tener opciones en esta serie. Porque esta noche, salvo en algún tramo aislado, sumó más bien poco.
Luka, por su parte, comenzó el duelo a un nivel arrollador, aprovechando que Boston se negaba a lanzar dos defensores sobre él para destrozar cualquier emparejamiento en una primera parte magistral en la que llegaron 23 de sus tantos. Debido a ello, Mazzulla apostó por una defensa más agresiva con la que sacar el balón de sus manos, lo cual funcionó pero no le impidió generar puntos para sus compañeros, nutriendo a Gafford en el poste y a Washington y Jones con sus cortes a canasta. Pero eso fue todo. Y fue insuficiente.
El drama de Boston en el triple monopolizó gran parte del discurso durante el encuentro, hasta el punto de que eclipsó un desastre de proporciones similares en el otro bando. Los texanos firmaron un 6/26 desde el perímetro que se queda en un 2/17 si se saca a Doncic de la ecuación, y aunque muchos de estos lanzamientos no fueron tan abiertos como algunos de los que dispusieron los Celtics sí generó un problema a los de Kidd, que no pueden permitirse no ser una amenaza desde el perímetro.
Con la serie moviéndose a Dallas, llega el primer ‘ahora o nunca’ para los Mavs, que están obligados a ganar el Game 3 si no quieren tener que vencer no solo a los Celtics sino también a la historia. La mejora con respecto al primer partido ha sido grande (no era complicado) pero no suficiente. ¿Lo será cuando estén rodeados de su público?
(Fotografía de portada: Maddie Meyer/Getty Images)