A menudo sucede que el baloncesto europeo, erróneamente, se entiende como contraposición al que se practica en la NBA. Colectivismo contra culto al individuo, pizarra frente a anarquía y raciocinio ante espectáculo. Son dos trincheras de una guerra absurda en torno a un mismo juego. Mal que le pese a algunos. Y esta idea de globalidad, a la que el baloncesto cada vez se acerca más (basta ver cualquier competición de selecciones) queda en entredicho por gestos como los de Juan Toscano-Anderson.
El ex de Golden State Warriors o Los Angeles Lakers ha vuelto a la G League, donde tanto le costó ganarse ese primer contrato profesional que logró finalmente en San Francisco. Allí hace las veces de líder, representando a un combinado de la liga de desarrollo que este fin de semana se ha visto las caras con Unicaja de Málaga. El conjunto andaluz iba ganando con claridad, lo que llevó a Toscano-Anderson a una charla motivacional cuanto menos desacertada.
«Nuestro sueño no es jugar en la ACB ni en la maldita Euroliga. Nuestro sueño es jugar en la NBA y hacer millones», pronunció arengando a los suyos. Las declaraciones, como era de esperar, sembraron la polémica a este lado del charco, con un portal tan importante como EuroHoops haciéndose eco del episodio en sus redes sociales. Para más inri, el combinado malagueño pasó por encima del conjunto de G League.
Reculando que es gerundio
La repercusión fue tal que el propio Toscano-Anderson se ha visto obligado a aclarar sus palabras contestando al periodista español Gerard Soler:
«Entiendo el talento y nivel competitivo de esas ligas. No buscaba faltar al respeto de esos equipos y ligas. Simplemente recordarle a mis compañeros que la NBA representa el máximo nivel y que para estar en la mejor liga del mundo hay que competir a un nivel muy alto», apuntaba en X (antiguo Twitter).
(Fotografía de portada de Jamie Squire/Getty Images)