Todo empieza a ir sobre ruedas en Minnesota. Si el inicio de campaña del equipo fue realmente bueno, hasta hace un par de partidos aún quedaba la duda de si Karl-Anthony Towns se sumaría a la fiesta. Tras un inicio dubitativo, el pívot parecía no encontrar su sitio pese a que las victorias se sucedían. Pues bien, eso no solo ha cambiado, sino que el center All-Star dio anoche el triunfo a los suyos anta New Orleans (120-121) logrando la canasta decisiva.
Con Anthony Edwards sentado al estar eliminado por faltas, Towns tomó los galones en la última posesión para recibir más allá de la línea de tres puntos, irse hacia dentro y lograr la canasta ganadora apoyándose suavemente en la tabla. Esa fue su sublime manera de redondear una actuación de 29 puntos, 9 asistencias y 5 rebotes, en la que además solo falló un tiro de campo para concluir con 10 de 11… Simplemente excelente.
«Juegas todo el partido para tener la oportunidad de estar en esa situación. Lo vi como la parte más divertida de la noche. Se supone que este juego es divertido y me divertí mucho en esa situación», comenta Towns, encantado por poder ser el jugador que realizase el último tiro.
Antes de que eso ocurriese, los Wolves tuvieron que remontar una desventaja de 10 puntos en el último cuarto ante unos Pelicans que no contaron con Zion Williamson, pero que sí tuvieron a un Brandon Ingram que lideró al equipo con 30 puntos y 7 rebotes. Fue insuficiente. Minnesota se levantó y logró su octavo triunfo en los 10 últimos partidos con una actuación de 23 tantos de Anthony Edwards.
El hundimiento de Ingram
Si durante tres cuartos sostuvo a los suyos, en el último el cansancio golpeó con todo a Ingram, quien solo anotó una canasta y perdió dos balones. Sin él al mando, el equipo fue perdiendo fuerza hasta verse superado en la recta final por lo de Minneapolis. Así lo vivió la estrella de la organización de Luisiana.
«Nuestra ejecución disminuyó un poco. No creo que haya hecho un buen trabajo tranquilizándonos, construyendo algunas jugadas y tratando de lograr la ejecución correcta en la recta final», señala entonando el mea culpa.
(Fotografía de Ezra Shaw/Getty Images)