Fue uno de los movimientos más sonados en la agencia libre del mes de julio. Paul George, tras un lustro jugando para Los Angeles Clippers, hacía las maletas para trasladarse a Philadelphia y ser nuevo compañero de batallas de Joel Embiid. Más allá de las connotaciones económicas para los californianos, se entendía que estos perdían potencial deportivo de cara a las temporadas venideras; y decimos se entendía porque la principal estrella del equipo, Kawhi Leonard, no lo ve tan claro.
Leonard, cuya disponibilidad para la apertura del curso 2024-25 de la NBA está en entredicho, entiende que George aportaba cosas al equipo, pero en caso alguno cree que la campaña que empieza en tres semanas vaya a ser más complicada por el hecho de no contar con él.
«Obviamente, hizo las cosas más fáciles en la cancha para sus compañeros, pero en lo que respecta a mi concentración mental de cara al juego, no siento que vaya a ser más difícil para mí personalmente. No lo veo como mi salvador, ni tampoco veo eso en ninguna de las personas con las que estoy en la cancha. Asumo mi propio papel y los desafíos que tengo que enfrentar en cada partido. Simplemente entro y trato de dominar el juego». comenta en declaraciones recogidas por The New York Times.
Sin dar o quitar la razón a Leonard, la realidad es que los resultados que han ido obteniendo juntos se pueden tildar de estrepitoso fracaso. Cuando llegaron juntos a los Clippers en 2019 la meta no era otra que el anillo y en cinco años lo más que han hecho es alcanzar unas finales de conferencia, a las cuales se llegaron sin que Kawhi, lesionado, estuviese en playoffs. Resumiendo: la vida en los Clippers apunta a seguir igual con o sin Paul George.
(Fotografía de Harry How/Getty Images)
