¿Qué más hay que pedirle a este chico? Impresionante lo fácil que le está resultando coger el cetro y empezar a dirigir el basto reino de los Spurs. Kawhi Leonard es la respuesta al cambio generacional que empezaba a preocupar en San Antonio ante el envejecimiento de sus tres estrellas. Ayer dio una nueva lección de ello.
Los Orlando venían de cortar una nefasta racha de resultados y recibían entusiasmados al segundo mejor equipo de la NBA. Entre el segundo y el tercer cuarto infligieron a su rival un parcial de 18 puntos, iniciando el último periodo con un +12, pero Pops y su manida receta —mover, mover y mover el balón— terminó dando resultados y recortó la distancia para dirimir el encuentro en las últimas jugadas.
Leonard acabó la noche con 29 puntos y 7 rebotes con un bárbaro porcentaje de acierto (12/19 y 3/3 en triples). A eso hay que sumar su final. Con el marcador reflejando empate a 96, Kawhi pidió el balón y domó la (pen)última posesión a su gusto. Aaron Gordon hizo todo lo posible por defenderle, pero la madurez de Leonard ya es un hecho, y desde siete metros demostró que le está cogiendo gusto a esto del clutch.
«Estamos orgullosos de jugar los 48 minutos completos» afirmaba Leonard ante los micros. «Nosotros seguimos peleando y afortunadamente el partido cayó de nuestro lado».
Además del alero volvió a destacar un LaMarcus Aldridge que cada vez recuerda más al de los Blazers; 21 puntos, 7 rebotes y 2 tapones. Y aunque Ray McCollum partió de base titular, fue Patty Mills quien lideró la segunda unidad con 17 puntos, acumulando 30 minutos de juego ante la ausencia por descanso de Tony Parker.
Payton la tuvo
Por los Magic, quienes no pudieron contar por tercer partido consecutivo con Tobias Harris, destacó Evan Fournier, con 28 puntos y 5 asistencias, pareciéndose al que inició como un cohete la temporada. Nikola Vucevic sumó un doble-doble de 20 puntos y 13 rebotes, y Victor Oladipo añadió otros 14 tantos.
A pesar de la canasta de Kawhi, a los Magic aún le restaban 0,9 segundos para empatar en el encuentro y lo tuvieron en sus manos; en las de Elfrid Payton. Un mal ajuste defensivo permitió a Fournier hacer un pase largo y Payton se encontró solo debajo de la canasta para una bandeja sencilla. Falló en el reverso y ni él ni su banquillo se lo podían creer.
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«Tuve que meter ese tiro», decía sin consuelo a la conclusión. «Traté de dejar que la pelota botara [antes de cogerla, para que no corriera la posesión], pero se me escapó de las manos».
«Tuvimos suerte», reconocía Popovich sobre esa acción y su mala defensa. «Dejamos un hueco atrás y no reaccionamos bien».