La llegada de Kemba Walker ha supuesto un soplo de aire fresco para los Celtics. Tras el fracaso deportivo del año pasado, los roces entre Irving y la franquicia habían comenzado a hacerse cada vez más notables, un problema que ha terminado con la salida del base en esta agencia libre. Ahora, sin esos supuestos problemas internos y sin el peso de la decepción, toca hacer borrón y cuenta nueva.
El ex de los Hornets llega para encabezar este nuevo (seminuevo, más bien) proyecto, aunque es consciente de que Kyrie no será tan fácil de borrar del imaginario colectivo. Es más, según ha reconocido, sabe que será imposible para muchos no establecer continuas relaciones entre uno y otro.
«Supongo que nuestro juego y nuestra aportación es similar, así que siempre va a existir esa comparación entre ambos» afirmó en unas declaraciones para el New York Daily News. «Realmente no es algo a lo que preste mucha atención, y lo único que tengo en mente es salir a jugar a baloncesto y ganar todos los partidos posibles».
Este tipo de comparaciones acaban siendo inevitables en este tipo de casos, y son casi siempre injustas. Como ocurrió con Doncic y Young tras el intercambio en la noche del Draft, se deja de valorar a los jugadores por lo que son individualmente y no se deja existir al uno sin el otro. En este caso, la situación parece favorecer a Kemba, que llega para liderar un equipo con el que Irving no logró triunfar, pero podría volverse pronto en su contra si las cosas no arrancan bien.
Con todo, el base ha mostrado confianza desde el inicio tanto en el proyecto como en sus opciones: «Creo que encajo perfectamente. Es un equipo con un gran talento joven y que mostró interés en mí desde el principio, y sentirte querido es algo que a todo jugador le gusta» concluyó.
(Fotografía de portada: Maddie Meyer/Getty Images)