Han pasado cuatro partidos desde que Tom Thibodeau hizo oficial que Kemba Walker dejaba de formar parte de la rotación de los Knicks. Pero, por raro que parezca, cada vez que las cámaras enfocan al base en el banquillo, su boca está dibujando una sonrisa, dando indicaciones a sus compañeros o haciendo equipo. Kemba no vive una situación fácil para un cuatro veces All-Star, pero él lo tiene claro. «Ante todo soy un jugador de equipo» declara en su primera aparición mediática desde que fue apartado.
Walker se encuentra en un limbo hasta el 15 de diciembre, fecha en la cual la NBA le abre la vía del traspaso. Aún así, lo más seguro es que los Knicks tarden en encontrar un movimiento que satisfaga a ambas partes. Si el base no juega, su valor de mercado se resiente, y puede que solo solucione su situación cuando la urgencia del cierre de mercado haga acto de presencia.
No obstante, Kema está lejos de entrar en cólera o montar una pataleta. «Obviamente es duro porque soy un competidor y amo el baloncesto. Pero al fin y al cabo soy profesional. Respeto a Thibs y la decisión que ha tomado». El técnico apoyaba al jugador diciendo que su comportamiento ha sido ejemplar y que su relación no se ha visto afectada. Walker quiere servir como ejemplo para compañeros que puedan verse en la misma situación en el futuro. De momento, sigue siendo jugador de Nueva York, y esto no solo es una situación contractual. «Esto no trata de mí, sino de lo que es mejor para el equipo».
(Fotografía de portada de Michelle Farsi/Getty Images)