Desde que llegara a la NBA en la primera ronda del Draft 2011, muchos neoyorquinos habían soñado con la posibilidad de tener a Kemba Walker en su equipo. Sin embargo, no ha sido hasta diez años después cuando ese deseo se ha hecho realidad.
El base natural de El Bronx ha firmado para los dos próximas campañas con los New York Knicks tras desvincularse con los Thunder a los que llegó vía traspaso desde Boston Celtics. Es una situación nueva para Walker, aunque reconoce que todo le resulta muy familiar. La ciudad, el equipo, el campo de entrenamiento, sus compañeros, etc. De hecho el pabellón de los Knicks apenas está a 5 millas de distancia de su instituto.
«Por fin estoy aquí», destacó Kemba Walker al diario NY Post.
Los Knicks cuentan en plantilla con tres jugadores de la ciudad como son Taj Gibson (Brooklyn), el joven Obi Toppin (Brooklyn) y el citado Walker (El Bronx). «Es como ya si tuviéramos una conexión entre nosotros. Nos llevamos muy bien», reconoció.
Gibson, de 36 años, le ha insistido continuamente en que jugara para los Knicks. De hecho, era habitual que en las rondas de calentamiento le insistiera con un «ven a casa».
Y por fin Walker jugará para el equipo de Tom Thibodeau que le pedirá un extra en defensa y un fuerte compromiso desde el primer día. Pero no será una novedad para él, ya que en Charlotte coincidió con Steve Clifford, pupilo de Thibs y también muy exigente con el trabajo en la parte de atrás de la pista.
«Solo hay que esforzarse. Intensidad», admitió Walker. «Haciendo siempre el extra. No hay que rendirse nunca y ayudarse mutuamente. Eso es lo realmente importante en la parte defensiva, especialmente en esta liga», explicó.
(Fotografía de portada: Dustin Satloff/Getty Images)