Kendrick Perkins sigue con la puerta abierta a la NBA, más exactamente a la que conduce a ponerse ocho años después la camiseta de Boston Celtics.
A sus 34 años, el pívot cree que aún puede aportar su granito de arena a alguna franquicia, y entiende que el lugar perfecto para hacerlo sería en Massachusetts; tanto es así que estando presente en el TD Garden el miércoles para presentar al homenaje a Paul Pierce, señaló a los medios que se ha ofrecido al presidente de operaciones de baloncesto de los Celtics, Danny Ainge.
«Me puse en contacto con Danny. Le dije: ‘Estoy aquí si me necesitas’. Él me contestó: ‘¿Sabes qué Perk? Me encantaría que pusieran fin a tu carrera aquí'».
Aunque en estos momentos Boston no tiene sitio en su plantilla para incorporar otra pieza, la llegada de Perkins puede tener sentido, ya que hace poco Kyrie Irving comentó que quizás lo que le haría falta al equipo es incorporar a un veterano. Además, pondrían encontrarle hueco dependiendo de lo que la Liga decida hacer con Jabari Bird tras su arresto por violencia doméstica.
En cuanto a la situación en la que aterrizaría Perkins, él mismo ha aclarado que ha recibido el interés de un par de equipo y que posiblemente entrene para ellos durante el próximo mes. Tras ello espera firmar un contrato de diez días en enero. No parece sencillo, ya que en la entre las dos últimas temporadas ha jugado un solo partido…
Un lugar especial
Boston no es un sitio más en el mapa para Perkins. Allí inició su carrera tras ser elegido el puesto 27 del Draft de 2003, y allí saboreó lo que es ser campeón en 2008. «Es el hogar lejos del hogar. Aquí es donde empezó todo. Cada vez que vuelvo a Boston me siento genial. Lo significó todo. Estás jugando en una de las grandes ciudades del deporte, punto. En ese momento estaba en mis 20 años y simplemente jugaba sin empaparme de lo que estaba viviendo. Ahora me digo: ‘Maldita sea, realmente estaba en los Celtics'».
(Fotografía de Jason Miller/Getty Images)