La NBA ha convertido en un clásico sus informes postpartido sobre errores arbitrales, una práctica que un principio fue tomada como un acierto –así se ponía fin a cualquier polémica– pero que en estos momentos está puesta en duda ya que los equipos no logran rédito alguno (no se cambian las decisiones) y de paso los árbitros ven señalados sus errores.
Es justo esto lo que ha llevado a Steve Kerr, quien ‘sufrió’ un fallo decisivo en el primer partido de las finales de conferencia, a señalar que preferiría que la NBA dejase de informar sobre las equivocaciones de los árbitros.
«No me gusta esa práctica. Aprecio que la NBA intente ser transparente, pero es injusto para los árbitros. Siento como si los tirasen a los pies de los caballos. Tienen un trabajo imposible. Ellos van a tener equivocaciones en ambos sentidos en cada partido y nunca van a ser perfectos. Lo hacen lo mejor que pueden. No creo que tenga sentido denunciar los fallos que tienen. No sirve a ningún propósito», sentencia en declaraciones recogidas por AP.
La postura del entrenador de los Warriors es comprensible. Que un día después de perder un partido te digan que resulta que hubo una jugada que te pudo hacer ganar no sirve de nada, sólo para que se confirme lo que en la retransmisión ya se podía casi asegurar. Además, el resultado final nunca se verá afectado por lo que se diga a posteriori.