Kevin Durant vive sus días más lustrosos en Golden State Warriors. Con el primer campeonato de su carrera (a los 29 años) ya en casa, la súperestrella modelada en Oklahoma City ha dejado ir sus principales fobias. Disfruta de su segunda temporada en Oakland con la seguridad de tener el equipo más potencialmente candidato a recoger el Larry O’Brien en el mes de junio. Y sus días felices coinciden también con un enorme desempeño personal y su nuevo rol en los Warriors, donde no es el líder solitario al frente de sus fieles al estilo de Alejandro Magno; en la Bahía el liderazgo es otra cosa.
«Steph Curry es la cara de la franquicia y eso a mí me ayuda, porque yo no tengo por qué serlo», alegó Kevin Durant en una entrevista en profundidad que recientemente ha publicado la popular revista GQ.
Durant ahonda más en este argumento de no tener que sujetar las riendas en semi-soledad y al estilo de la época clásicista —qué pensaría Russell Westbrook si hubiéramos puesto total soledad—.
«No quiero tener que ser un líder (por imposición). No soy un líder. No se me da bien decir: ‘poneos detrás de mí y seguidme’. No. Soy uno de esos jugadores que les gusta más el ‘venga, vamos a hacer todo esto juntos. Vamos a trabajar todos juntos. No me importa estar al frente contigo, pero pongámonos y hagamos esto juntos’. Ésa es mi manera de liderar. Lidero con el ejemplo», pudo explicar Kevin Durant.
Sin duda, actitud totalmente dispar a la que predica otro icono como LeBron James, en cuyos equipos hay un desastre natural cada vez que el ’23’ no está en la cancha.