Ayer el Rocket Mortgage FieldHouse, antes Quick Loans Arena, recibió la visita de un viejo conocido. Kyrie Irving se presentó en Cleveland en el que quizás sea el momento del que mayor estabilidad extradeportiva ha gozado desde hace más de un año. Lo cual no impidió que la grada le dedicase abucheos a uno de los mayores responsables del banderín de campeón que cuelga del techo del pabellón. Al término del partido, Kevin Love quiso defender al que considera su amigo y a su legado en los Cavs. «No entiendo los abucheos. […] Creo que se le debería de dedicar un aplauso cada vez que vuelva por lo que significa para nuestra organización», declaró en rueda de prensa.
Love no ignora la controversia que rodea a Kyrie, pero realmente no cree que esa sea la razón de la actitud mostrada por la parroquia de Cleveland. «Puedo entender quién se lo tome desde un punto de vista político o religioso. Pero como jugador, lo que significa para Cleveland y Ohio, creo que ha pasado el tiempo suficiente [para echarle en cara su marcha]». El veterano ala-pívot redondeó su defensa dando por hecho que los Cavaliers deberían retirar la camiseta de Irving en un futuro. «Absolutamente. Sin duda», decía tajante.
No es la primera vez
Es bien conocido el comportamiento de la afición de Cleveland ante los regresos de LeBron James tras su primera marcha. Aquel era un ambiente mucho más hostil que el que muestran cada vez que Irving pisa Ohio. El hijo pródigo tuvo que volver a vestirse la vino y oro y conseguir un anillo para saldar su deuda con la franquicia y sus aficionados. De esa presión también fue testigo Kyrie, la primera gran estrella de los Cavs tras la marcha de James. «Tuve que soportar mucha presión autoimpuesta por ser el sucesor de LeBron tras su marcha. Nadie sabía si iba a sobrevivir al precio de las expectativas, pero quise aceptar el reto», apuntilló Kyrie ante la prensa dando a entender los sacrificios que hizo por la franquicia en sus primeros años de carrera. «Estuve aquí cuando costaba ver gente en las gradas».
La salida de Irving fue abrupta. De esas que no dejan tiempo para sanar. Un día se presentó en los despachos, pidió el traspaso y actuó como si los Cavs fuesen una cárcel para él llegados a ese punto. Poco tiempo después de recalar en los Bosotn Celtics, Kyrie había ganado perspectiva y admitía la posibilidad de haberse equivocado con James y Cleveland. Lo cual no parece que llegase a aliviar el rencor que le guarda la afición de los Cavs.
(Fotografía de portada de Jason Miller/Getty Images)