La última esperanza de ver a Kobe Bryant alargando nuestro frenesí con su baloncesto se acaba de desmoronar.
Durante el verano lo dejó caer para luego recalcar ese sueño en otoño. Kobe quería estar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Esa iba a ser su alfombra roja. La última vez que la pisaría, junto a un elenco de Oscar, en la mejor de las despedidas posibles. El beneplácito de Jerry Colangelo era un mero trámite.
Hoy, en un nuevo vórtice de molestias y lesiones que le está limitando durante los últimos partidos, no sabemos si por el menoscabo físico o algún otro factor exógeno, el ’24’ ha decidido renunciar a cualquier pretensión de ocupar uno de los huecos de aquellos que defenderán al Team USA en territorio carioca el próximo verano.
“No quiero una plaza fija. Necesito ganármela. Necesito ser capaz de jugar al nivel requerido”. Esas fueron sus palabras en el mes de agosto. Ahora, ante los compañeros de Deseret News, vemos que su visión ha cambiado. «Creo que es el turno de los chicos jóvenes… yo ya tuve mi momento«.
Un final como laker
De este modo, si no vuelve a cambiar de opinión (y tratándose de Kobe es poco probable que suceda), el segundo mejor escolta de todos los tiempos, tras veinte años con la misma camiseta, la de Los Angeles Lakers, entiende que no existe un mejor escenario para echar el candado y lanzar la llave al río que su hogar. «Creo que va a ser muy dulce jugar mi último partido con el uniforme de los Lakers«.
Por lo tanto, si los Lakers no se clasifican para Playoffs, lo más normal del mundo, ya tenemos fecha definitiva para el adiós del mito: el 13 de abril, en el Staples, y ante los Utah Jazz.