Dallas Mavericks terminó el primer partido de las Finales de la NBA con solo nueve asistencias. El dato, tan doloroso para ellos como motivo de orgullo para Boston, supone un golpe enorme al ataque de la organización de Texas, que se vio incapaz de encontrar soluciones en el combate inaugural en el Garden.
Tal cual suena. Los Celtics cortaron las comunicaciones entre las diferentes piezas de Jason Kidd, los alley-oops que vimos en las tres anteriores rondas desaparecieron y Luka Doncic sólo pudo dar una asistencia, la peor marca de su carrera en un partido de playoffs. Ante tales datos irrefutables, es esloveno no puede sino alabar la defensa rival. «La mayoría del tiempo juegan uno contra uno. No envían demasiadas ayudas. Eso hace que el juego transcurra así.
Lo cierto es que todo fueron problemas para los de Texas. Los pasas no llegaban, pero tampoco las canastas. Kyrie Irving se quedó en 12 puntos con un 31,6 por ciento en el lanzamiento, su peor marca en los 14 partidos de Finales que lleva jugados en su carrera. Por ello, y porque no fue capaz de sacar al equipo del hoyo, se siente responsable.
«La pelota tiene que moverse un poco más y eso es algo que comienza conmigo simplemente siendo capaz de acelerar el ritmo, darnos algunas oportunidades fáciles para anotar y saber adaptarme a lo que nos están planteando en defensa. Es una serie divertida. Fue divertido estar en este partido y seguirá siendo divertido. Hay una partida de ajedrez que aún tiene que jugarse», sentencia.
(Fotografía de Maddie Meyer/Getty Images)