Aviones y Tinder acaban con las ventajas en los ‘back-to-back’

Llamativa combinación, ¿no es cierto? En qué clase de noticia puede crearse un mejunje en el que un concepto tan serio como la disciplina, y una aplicación tan vi… ociosa como Tinder, comulguen y con éxito dentro de la misma frase. Pues sucede cuando hablas de la NBA, de sus consabidos back-to-back, y cuando pones en una balanza lo que ocurría en los años 90 y lo enfrentas a la realidad de la segunda década del siglo XXI.

Los 90

Hubo una época, en la que los back-to-back —dos partidos en dos noches consecutivas— creaban una ventaja real y palpable en favor del equipo que jugaba como local. Y la razón se esconde en la agenda del visitante. Analicemos rápidamente cuál podía ser la rutina habitual de un postpartido y justo en vísperas de otro. Una noche cualquiera de 1990 para un conjunto visitante en la NBA:

  • El partido terminaba en torno a las 22:30.
  • Una ducha sosegada en el vestuario acompañada de una cerveza (sí, cerveza que proveían los mismos equipos).
  • Cena o picoteo en alguno de los enclaves referentes de la ciudad.
  • Para animar un poco la noche, nada como un Club, unas copas y un poco de ambiente.
  • Alrededor de las 02:00 empezaba a ser buena hora para volver al hotel. Si lograbas no dormir en soledad ese rato, mejor.
  • Sobre las 05:30 de la madrugada, salida del hotel rumbo al aeropuerto, donde te esperaba un vuelo comercial.
  • Al día siguiente, con poco o ningún descanso en tu bolsillo, rendías con suerte al 60% de tus posibilidades.

Resultado: alto porcentaje de victoria del combinado local, el cuál había tenido una noche ligeramente menos divertida y más reposada.

El hoy

Hoy, el ajetreo nocturno de los jugadores en secuencia de back-to-back, ha cambiado un poco. La globalización, la mayor transparencia y visibilidad, y la exigencia —tanto de sus equipos como de los aficionados— que se deriva de los altos salarios que cobran los jugadores y por los que se les pide, en consecuencia, una responsabilidad, ha condenado a las noches locas.

Para empezar, nada de quedarse a saborear las mieles de la ciudad. Nada más terminar el partido, ducha rápida y rumbo al aeropuerto, donde les espera un vuelo charter (nada de turistas ni retrasos) que apenas una hora después ya está en su nuevo destino. Sin escalas, directos al hotel, donde les espera una cama mullida para descansar toda la noche de una sentada y como es debido, para poder rendir al 100% sólo 24 horas después del baile anterior.

Con algo suerte, los solteros habrán invertido bien su rato en el avión antes de despegar y nada más aterrizar. Con cobertura, poco hay ya que el mundo de las aplicaciones móviles no puedan ofrecer. Y una de sus apps más conocidas, se ha convertido en el mejor de los socios para más de un jugador en la NBA. Con una agenda tan apretada y las noches locas de los 90 muertas en el álbum de fotos, quedan pocas oportunidades para flirtear.

Si Mahoma no va a la montaña…

Y ahí aparece Tinder, la aplicación de moda y un auténtico salvavidas para aquellos a los que el back-to-back no les supone un desgaste físico suficiente.

Así nos lo ha contado Tom Haberstroh de ESPN. Un general manager de la Liga, cuyo nombre no ha trascendido, denomina a este proceso la ‘Tinderización de la NBA’. Esta aplicación —y otras tantas de perfil similar— han hecho por el sexo lo que Amazon por los libros; llevártelo a casa. O aquí, suerte de algunos, a hoteles de cinco estrellas.

«Es absolutamente cierto que consigues por lo menos dos horas más de sueño ahora que hace 15 años», ha dicho un ex All-Star que también ha preferido mantenerse en el anonimato. No obstante, ha querido hacer una matización (se ve que algo del asunto, entiende): «Los jugadores prefieren Instagram a Tinder. Ya no hay chismorreos. No hay salidas nocturnas ni comidas antes del hotel».

Tinder, Instagram… esas magníficas aplicaciones para conocer gente y que han caído como maná del cielo para soliviantar los apretados horarios de la NBA.

Doc Rivers, sin embargo, incide en que la clave han sido los vuelos. «Las ventajas de campo eran enormes debido a los vuelos comerciales. Y las noches, en consecuencia, eran diferentes. Sabías que podías pasar la noche en la ciudad, pero también que a las 5:30 debías estar cogiendo un vuelo».

Definitivamente, lo que nos queda claro es que los back-to-back y las ventajas del que los padecían en casa, ya no son lo que eran.


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