Los Toronto Raptors (5-2) han empezado como galgos la temporada.
Una de los pilares sobre la que se está sosteniendo su solvencia es el de la defensa. Actualmente son el 9º equipo que menos puntos recibe del campeonato. Y si a esa columna debemos ponerle nombre y apellidos ningún otro mejor que el de DeMarre Carroll.
Carroll ha sido el principal atractivo veraniego en el mercado de los Raptors, sumando a la causa a un jugador que sorprendió la pasada campaña con una evolución bárbara y que, sin duda, influyó en el gran año de los Atlanta Hawks, aunando a su carácter defensivo implacable un gran tiro de tres. Su alto salario lo está tratando de justificar desde el primer balón al cielo, pero sus flojos porcentajes le están lastrando un poco.
Duda para los próximos encuentros
Y es que, una pieza tan difícil de sustituir en el conjunto canadiense, ve como su participación en los próximos partidos está sobre el hilo; o mejor dicho sobre las plantas de sus pies, que lo acechan.
Carroll está siendo víctima de una fascitis plantar, tan difícil de curar como impredecible sus épocas de mayor incordio. Ahora, como ya hiciera con otros jugadores como Pau Gasol o Joakim Noah, se encuentra en ese punto que pone en seria duda la disponibilidad del jugador, y es que el pasado sábado ya tuvo que ausentarse del entrenamiento de su equipo debido a las fuertes molestias.
«Estoy tratando de dar todo lo que puedo al equipo», ha dicho Carroll a Mike Ganter, del Toronto Sun. «Sólo intento salir ahí fuera y ayudar a mis compañeros, y si sólo puedo dar el 70% daré todo el 70%. Aunque puede que haya llegado el punto en el que deba escuchar a mi cuerpo. Son 82 partidos, por lo que tengo que ser inteligente, pero siendo quien soy y siendo un competidor».
En estas siete primeras funciones Carroll ha aportado de media 12,4 puntos, 4,8 rebotes y 1,7 asistencias con un 34,2 en tiros de campo y un flojo 33% en tiros de tres. El año pasado con los Hawks rozó el 40% desde 7,25.