Anoche, contra los Lakers, Andre Drummond repartió 5 asistencias e igualó su mejor marca profesional, lograda precisamente dos días antes ante los Warriors. El 25 octubre, contra los Timberwolves, sellaba lo que luego sería su segundo mejor registro en asistencias, con un total de 4 pases a canasta. En apenas una semana, el pívot de los Pistons había batido todos los registros de asistencias personales. Hablamos de un jugador que antes del inicio de la 2017-18 no promediaba ni 1 asistencia por partido. Pero no, este cambio de Drummond, este nuevo rol de generador de juego no es casual.
La 2016-17 la terminó el center como el 9º máximo asistente en los Pistons, dentro de un año decepcionante que terminó en abril. Aquello tenía que cambiar y una de las vías fue Drummond. El del estado de New York sacrificaría algunos tiros de campo, lanzaría menos, a cambio de crear más puntos y de generar más posibilidades a sus compañeros. Ese era el plan.
Fue un trabajo premeditado, elaborado desde este verano, para dejar un jugador más completo, que sigue anotando y reboteando con soltura, con 12,5 puntos y 14,1 rebotes de media (el tercero mejor de toda la NBA) en sus 8 primeros duelos, a los que ha sumado esa capacidad para asistir que le hace subir un nivel más dentro de su impacto en estos Pistons.
Detroit aspira a volver a los playoffs, territorio del que no es asiduo últimamente, y en las manos de Drummond está alguna llave para ello. “Mi verano fue muy divertido. Trabajé en el aspecto mental primero, más que en el físico, tratando de averiguar cómo podía ser el mejor jugador para mi equipo”, aseguraba al principio de esta semana el interior a The Detroit News.
Contento y orgulloso con el cambio
Esa metamorfosis de Drummond le hace lanzar menos a canasta pero, con 2’8 asistencias por duelo, le coloca como el tercer mejor en este apartado en todos los Pistons, sólo superado por Reggie Jackson e Ish Smith. “Me enorgullece tratar de conseguir 5-7 asistencias por duelo. Es mucho más divertido para mí correr y poner en marcha a los muchachos”.
Su técnico, Stan Van Gundy, asegura que está viendo al mejor Drummond de su carrera. Y él persiste en su orgullo de haber cambiado, algo que asegura no todos están dispuestos a hacer. “Es una cuestión de madurez. Seguramente a la mayoría de los chicos no les gustaría mucho dar un paso atrás acerca de lo que estás haciendo”, aseguraba el pívot sobre el hecho de que tira menos. “Sacrificar eso, lanzar menos, para poner en marcha el ataque de los míos es algo de lo que realmente me siento orgulloso”.