Había una vez… un circo que montaba cada poco tiempo la familia Ball. Los genes más mediáticos de la liga sin todavía haber conseguido éxito alguno en la NBA desembarcaron este miércoles en Lituania, con motivo de la reciente firma de los dos hermanos menores, LiAngelo y LaMelo, con el club báltico Prienu Vytautas. Y a tenor de las primeras imágenes de ambos jugadores —recordemos que uno de ellos está en edad de instituto todavía—, LaVar Ball y sus vástagos han tenido un aterrizaje por todo lo alto. Han conseguido el show que buscan con su campamento en el viejo continente.
«Es bonito y cálido», pudo alegar LaVar Ball, nada más aterrizar, refiriéndose al factor humano del recibimiento en Prienai (condado de Kaunas), ciudad en la que jugarán sus hijos y que supera con no demasiada holgura los 10.000 habitantes. «Se ve bien, se ve muy bien. Me gusta la hospitalidad. Gente bonita. Me encanta, me encanta», pudo añadir Ball, según el testimonio recogido por el periodista local Donatas Urbonas.
They are here: @LiAngeloBall, @MELOD1P and @Lavarbigballer have touched down in Lithuania. Now, it’s time to ball! #betsafeLKL ??? pic.twitter.com/wBG1Y8dhrY
— Betsafe LKL (@betsafeLKL) 3 de enero de 2018
Liga lituana
LiAngelo y LaMelo jugarán durante lo que resta de curso en el conjunto lituano, uno de los modestos de la competición báltica. Por ello, y por lo sencillo de su nuevo destino baloncestístico, la llegada del ADN Ball ha resultado un acontecimiento poco menos que histórico para la localidad y todo el país.
LaVar Ball making a king's entrance in Lithuania pic.twitter.com/GcQUX2qOCe
— Sports Illustrated (@SInow) January 3, 2018
Adaptación a Lituania
Recordemos que el menor, LaMelo, tiene todavía 16 años, y LiAngelo, tras su incidente con la universidad de UCLA en China, está aún en 18. Resulta difícil calibrar cuánto durará este experimento de marketing encabezado por LaVar. Si bien el boom económico para el club lituano, bastante necesitado en ese sentido, será notable, están por ver las cualidades que puedan aportar ambos jugadores en su equipo. Sobre todo en poco menos que unos meses de compromiso, que es por lo que han firmado hasta el momento.
El baloncesto lituano, como en muchos lugares del viejo continente, se puede caracterizar por su dureza física y dosis notables de juego en equipo e inteligencia colectiva; jugar para los compañeros, para la ventaja del grupo y no tanto para el lucimiento personal, que es la doctrina que predominó en la formación deportiva de los pequeños Ball, sobre todo en LiAngelo. Por tanto, su adaptación y aportación inmediata al equipo queda por ahora en incógnita. Dos adolescentes en una liga profesional. Pero el show, que a quizá es lo que importa, está ya desplegado.