Hubo un tiempo que se hablaba de los límites de LeBron James. ¿Cuándo empezaría su decadencia? ¿Qué año dejaría de ser determinante? ¿En qué momento pasaría el testigo de los Lakers a otro compañero? Pues bien, a estas alturas sólo podemos decir que cuando se marche, cuando se retire, lo hará siendo uno de los mejores del presente, y de la historia.
Viviendo su temporada número 21 en la NBA –se dice demasiado rápido–, El Rey sigue sin quitarse la corona y anoche no solo condujo a los angelinos hacia la clasificación para los cuartos de final de la Copa NBA, sino que lo hizo con una sobria actuación de 17 puntos, 9 asistencias y 7 rebotes (en solo 24 minutos) que le permitió ser el primer jugador de la historia en alcanzar los 39.000 puntos. Sí, lo de LeBron es una barbaridad.
Tal y como vemos en la tabla, hace tiempo –exactamente el curso pasado– que LeBron superó a Kareem Abdul-Jabbar (38.387 puntos) como el máximo anotador de la historia. Ahora, ya en 39.000 puntos, la pregunta es hasta dónde llevará su marca. Hablar de los 40.000 no es para nada descabellado. Así explica El Rey lo que siente ante un récord de este calibre.
«Mis compañeros de equipo y entrenadores me felicitaron, pero la realidad es que no he tenido la oportunidad de comprender realmente lo que eso significa. Ha habido tantos grandes jugadores que han pasado por esta liga desde el principio de los tiempos, y tantos grandes anotadores… Ser capaz de lograr algo en lo que se es el primero, siempre es genial. Se trata de un momento realmente salvaje», sentencia.
Una longevidad sin igual
Ya no hay comparación posible. Viviendo la temporada número 21 en la mejor liga de baloncesto del mundo, nadie ha estado ni algo cerca de lo que está haciendo James. En el partido de anoche entró con un insultante promedio de 26,4 puntos, 8,2 rebotes, 6,4 asistencias y 1,7 robos. Exacto, El Rey vive en una realidad paralela en la que las leyes naturales han dejado de existir. Simplemente impresionante.
(Fotografía de Katelyn Mulcahy/Getty Images)