La que para muchos se atisbaba como la eliminatoria más igualada de la Conferencia Oeste, ha pasado en dos partidos partidos a ser quizás la más sorprendente. Los Pelicans, aun sin DeMarcus Cousins, han sido capaces de ponerse 2-0 tras batir a los Blazers en el Moda Center. Bien. Podían ganar. Pero extraña que lo hagan teniendo enfrente al Damian Lillard menos acertado de toda la temporada.
El base, líder indiscutible de Portland, ha chocado de bruces con la defensa de Jrue Holiday y Rajon Rondo, quienes están haciendo la vida casi imposible al backcourt de los de Oregon. En el caso de Lillard, hablamos de dos encuentros consecutivos sin alcanzar los 20 puntos –algo que no ocurría desde mediados de diciembre–, mientras promedia un 31,7% en tiros de campo. Tiene mucho que mejorar, y él lo sabe.
«Estoy un poco frustrado. Simplemente espero un poco más de mí mismo. Al llegar a los playoffs sabes que los equipos van a aunar fuerzas e intentarán que el juego sea más complicado para ti. Doy mucho crédito a New Orleans por ejecutar su plan de esta manera. Siempre veo delante a dos o tres chicos. Están dificultando mi juego. Tengo que ser mejor. Es tan simple como eso», explica a The Oregonian.
Lejos de su nivel
Lillard no es que esté jugando lejos de su mejor versión de la temporada, sino que está dando una incluso desconocida en playoffs. En la campaña pasada, pese a salir barridos por Golden State, el point guard se marchó hasta los 27,8 puntos de promedio; es decir, diez más de los actuales 17,5. Pero su problema no está solo en el total, sino en los modos para conseguir anotar. Así, si en la anterior post temporada lanzó 6,3 tiros libres por noche, ahora está en 2… Lillard necesita encontrar el camino para revertir la situación y superar un muro que hasta ahora desconocía.