Lo que parecía una noche aciaga en el desierto de Arizona, Damian Lillard lo acabó convirtiendo en nuevo triunfo para Portland Trail Blazers. Los de Oregon, que perdían por 15 puntos a falta de poco más de siete minutos, vieron como su estrella firmaba en el último cuarto 19 de sus 40 puntos —incluyendo una canasta con nueve décimas por jugar— para cambiar así el guión de la película en la última toma. Así lo cuenta el protagonista:
«Quedaban 20 segundos y solo quería asegurarme de tener la última oportunidad. Quería que fuese yéndose el tiempo mientras esperaba a media cancha con espacio para atacar el aro. Eché un vistazo, vi que quedaban seis… y me lancé».
Los Blazers acabaron sonriendo, pero para que eso ocurriese también debieron contar con la colaboración de su rival. Más allá de no poder evitar perder la ventaja, los Suns dieron opción a la última canasta de Lillard al ser incapaces de sacar de banda y ver cómo la posesión cambiaba de manos con 20 segundos por jugar. Terry Stotts alaba el trabajo de los suyos.
«Obviamente, Damian estuvo enorme demostrando su liderazgo y su talento. Superamos una noche terrible en el tiro. Sabíamos que nos le quedaban tiempos muertos, así que lo intentamos, hicimos buenas lecturas y no les dimos salida».
La realidad es que Phoenix vive en otra guerra, esa en la que perder está lejos de ser un problema. Devin Booker, como es habitual, cerró otra gran noche personal para conseguir hasta 30 puntos que no impidieron que los de Arizona sumasen su 14ª derrota en los últimos 15 partidos.
Barriendo a Phoenix
La desigualdad entre estos dos equipos es palpable en dos datos. El primero es que los Blazers han barrido a los Suns en Temporada Regular por primera vez desde la temporada 1998-99… El segundo es que se trata de la primera racha de siete triunfos consecutivos de los de Oregon sobre los de Arizona desde el curso 1987-88… Phoenix tiene trabajo por delante.