La cara que, de lejos, más sorprendió no localizar en ese ‘Quién es quien’ de 30 que jugadores que han sido preseleccionados para acudir a los JJ.OO de Río 2016 fue la de Damian Lillard.
El base de Portland Trail Blazers, ya con dos All-Star a sus espaldas en su joven carrera y cuajando actualmente otro año descomunal (24,4 pts, 7 asist, 4,4 reb), no forma parte de los candidatos a defender las barras y estrellas el próximo verano. Aunque, tal y como indica Lillard, es algo que se podía prever.
El point guard declinó la invitación al último mini camp, ya que no se hallaba demasiado contento con su última experiencia en el combinado nacional. Hay que recordar que, tras otra campaña descollante, Lillard se quedó fuera del elenco final que representó a EE.UU en el Mundial celebrado en España.
Su lugar podría decirse que fue ocupado por Derrick Rose; un jugador que venía de un gran periodo de inactividad y cuyo rendimiento era toda una incógnita. Ese gesto dolió a Damian.
Feroz competencia en la dirección
A pesar de su estatus actual, el ex de los Wildcats sabe que uno de los puestos que más talento acumula su país es el de la creación. Las habichuelas, a principios del pasado verano, iba a tener que disputárselas con —atentos— Derrick Rose, Kyrie Irving, Stephen Curry y John Wall. Casi nada.
Por mucha condición de jugador franquicia que ostente en su equipo, Lillard no veía nada clara su presencia en el roster final, lo que le desanimó. «Si voy a invertir tiempo en algo, quiero tener una oportunidad real. La última vez que lo hice, sentí que la decisión ya estaba tomada de antemano. Daba igual que jugara bien o mal. Sentí que eso no importaba», ha reconocido el jugador al Oregon Live.
De todos modos, el jugador no guarda resentimientos a su selección y afirma su condición de hincha. «Cuando salgan a jugar voy a animar a los EE.UU».
… y en la pintura
Otro jugador de los Blazers que se ha encontrado con la puerta cerrada es Mason Plumlee. En este caso, el pívot fue una de las grandes sorpresas al verse incluido en la columna final de aquellos que acudieron a la península ibérica.
Tras un año notable en Brookyn, su experiencia en Portland no está siendo todavía tan buena como cabría esperar. «Es un privilegio y creo que es algo que se gana con tu trabajo en la temporada regular», dijo ayer Plumlee. «Sigue siendo una de mis metas volver a jugar algún día para ese equipo. Y voy a seguir persiguiendo ese objetivo. No me quejo … los 30 chicos en [preseleccionados] son muy buenos jugadores».
En lo que va de temporada, el menor de los Plumlee acumula 26 minutos de promedio y resultados de 9,3 puntos, 7,8 rebotes, 2,7 asistencias y 1 tapón.
Lógica actitud de Mason aceptando la criba, pues hay otros jugadores que, a pesar de sus grandes temporadas, también han quedado fuera del corte. El caso quizás más flagrante es el de Paul Millsap. El ala-pívot de los Hawks presume este año de los siguientes guarismos: 18,4 puntos, 8,7 rebotes, 3,5 asistencias y 1,3 tapones.