“Que no haya defensas” — la crítica más habitual en el All-Star Game — es muy de agradecer cuando a la NBA le toca hacer el recopilatorio de lo mejor de la noche y tiene tanto donde elegir que ya ni sabe qué jugada escoger.
Y obviamente el partido de anoche fue el ejemplo perfecto de esta máxima, con un Stephen Curry que dejó su marca personal con un lanzamiento desde medio campo que dejó a sus compañeros y rivales encandilados.