Los Blazers se clasifican a las Finales del Oeste 19 años después

Vencieron en el séptimo y definitivo partido a Denver

A partir de ahora va a ser mejor que los análisis los dejemos para cuando todo haya terminado, porque según lo que está sucediendo en estos playoffs de la NBA, cualquier versión precipitada de las cosas tiende a no ser verdad pasados los minutos, los cuartos, los partidos. Los Blazers son finalistas del Oeste por primera vez desde que lo lograran en el año 2000, ante los Lakers. Dos décadas de travesía en el desierto que han terminado este domingo matinal en Colorado al vencer Portland a Denver en el séptimo y definitivo duelo de las semifinales del Oeste (96-100). Los Nuggets, que ya habían pasado por el Game 7 ante los Spurs en la primera ronda, no pudieron repetir logro ante Portland. No es un fracaso lo hecho por la escuadra de Mike Malone, pero caer en el séptimo partido, en tu casa, y después de cómo arrancó todo, sí que es un varapalo duro para una franquicia que estaba ilusionada por volver a unas Finales del Oeste una década después.

Inicio distinto al final

Salieron blandos los Blazers, maniatado Damian Lillard, espesos los visitantes. Como si estar casi 20 años sin llegar a unas Finales del Oeste no pesase en una plantilla que jamás había disputado un Game 7. Portland no ponía la intensidad que exige una jornada así al mismo tiempo que los Nuggets, con el Pepsi Center entregado, hacían camino: 29-17 al descanso, 10-20 en tiros para los locales, 0/8 en triples y 7/24 para Portland.

La ventaja llegó a ser de 17 puntos, pero los dos equipos, que en el tercer partido nos brindaron aquella madrugada de cuatro prórrogas, están a un nivel muy parejo. Y se empezó a demostrar. Más bien lo empezó a hacer C.J. McCollum, quien merece ser All-Star, quien acabó 37 puntos. ¡Y qué puntos!. Poco a poco percutía Portland, a pesar del riesgo de tener a un determinante y poco vistoso Zach Collins con 5 faltas muy pronto, a pesar de que Lillard no terminaba de tener su domingo. Incluso así, con un 30 por ciento de acierto en tiros de campo, al descanso los de Terry Stotts estaban dentro de las semifinales todavía (48-39). Lo peor ya había pasado.

El tercer cuarto, 24-32, fue la constatación de que quedaba demasiado por decir, que los análisis prematuros otra vez se iban por la ventana y que lo imprevisible sucede. Evan Turner fue una ficha determinante en el mejor caminar de los Blazers desde su vuelta de las duchas. Un equipo el de Oregón que en mitad de la remontada perdía a ese suplente que tanto le ha dado, un Rodney Hood rumbo a los vestuarios con problemas de rodillas para no volver más en todo el día. Mas nada minó el empeño de los Blazers, de McCollum, que literalmente bailó sobre el parqué del Pepsi Center con una galería de fintas, de suspensiones, de movimientos de pies, de brazos, y un repertorio de tiro propio de una estrella. Porque él ya lo es. Lo era de antes. Pero hay tantas en la NBA y tantos nombres que a veces es difícil. A todo esto hay que añadirle un tapón crucial, al estilo del de LeBron James sobre Andre Iguodala en las Finales de 2016. «Fue una mini versión de aquello», reconoció poco después C.J.

Faltaba que apareciera Lillard

El líder de Portland llevaba 0/7 en triples cuando arrancó el último cuarto, todavía mínimamente favorable para los Nuggets (72-71). Y fue capaz no solo de rozar el triple-doble, con 13 puntos, 10 rebotes y 8 asistencias, sino de descerrajar dos triples al corazón de Denver. Uno, para el 76-81 que empezaba a pintar fenomenal para Portland. El otro, después, para el 85-92 a falta de 3 minutos y 20 segundos. Entre todo eso, Denver había acumulado fallos y fallos, Nikola Jokic incluido. En el peor momento para estar desacertados, erraron los de Mike Malone.

Con todo, un parcial rápido de 6-0 en los instantes finales apretó el ritmo del encuentro y dignificó más todavía el séptimo duelo. Del 87-94 se pasaba al 93-94. Pero McCollum, que ya estaba en una racha clamorosa, hizo canasta más para el 93-96. Jamal Murray contestó con 95-96. Y entonces de nuevo McCollum , y no Lillard, McCollum, se pidió la bola. Su canasta ya es historia en Portland. Midió el cara a cara con Torrey Craig e hizo lo que quiso con él. Red. 95-98. Seth Curry, que se medirá a su hermano Stephen Curry para ser los primeros de siempre en jugar uno contra otro en unas Finales de Oeste, hizo falta rápida sobre Nikola Jokic. Y otra vez los fantasmas del cansancio, como en el partido de las cuatro prórrogas, se le aparecieron al pívot en la línea de libres. Falló uno y metió otro. Luego, tras la derrota, se echó la culpa sobre lo sucedido. «No perdimos por él».

Evan Turner no perdonó en la réplica desde la misma zona de castigo para cerrar el 96-100. Los Blazers merecieron ser finalistas del Oeste. Jugarán desde el martes ante los Warriors. Los Nuggets también lo merecieron. Solo pudo pasar uno. Y fue el que supo templar el inexplicable pero real miedo a vencer.

(Fotografía de portada: Matthew Stockman/Getty Images)


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