Los Celtics ponen el 2-0 liderados por un gran Irving

Los Boston Celtics dieron anoche un gran paso hacia la siguiente ronda. Aunque con más apuros que en el Game 1, los de Massachusetts volvieron a imponerse a los Pacers en el segundo encuentro de la serie, esta vez por 99-91, lo que les permite viajar a Indiana con un 2-0 en el global y la sensación de que pueden asestar un golpe casi definitivo a domicilio. Además, la guerra anímica parece ahora mismo muy decantada de su lado, pues, sumando los choques de temporada regular, los de Stevens se han impuesto en los últimos cinco enfrentamientos directos.

El Irving que Boston necesitaba

Si un jugador destacó sobre el resto de los que estaban sobre el parqué, ese fue inequívocamente Kyrie Irving. El base terminó con 37 puntos y 7 asistencias, y vivió rachas de acierto en las que dejó claro por qué es uno de los agentes libres más codiciados del próximo mercado. En sus momentos de máxima necesidad y de menos ideas, los Celtics recurrieron a darle el balón a Kyrie, confiando en que él pudiese inventar algo. Y pudo.

El ex de los Cavaliers tuvo hasta dos apariciones salvadores. La primera tuvo lugar en el tercer cuarto, cuando los Pacers liderados por Myles Turner ofrecían su mejor versión defensiva y comenzaban a escaparse en el marcador (60-72). Irving dio un respiro a la atascada ofensiva local sacando 8 puntos consecutivos de la nada, evitando así que la distancia se hiciese irrecuperable y enviando un mensaje claro al rival: no se gana fácil en el Garden. Ya no.

Su segunda irrupción llegó ya en el último periodo, y sirvió para terminar de lanzar a los suyos hacia el triunfo. Esta vez, de nuevo con 8 puntos seguidos, culminó un parcial de 16-0 que devolvió a los locales el mando del choque a falta de 4 minutos, aunque sería Jayson Tatum el encargado de cerrarlo. El sophomore cuajó también una gran actuación tras convertir 26 tantos, incluido el triple que estableció el 92-91 a falta de 50 segundos para el final.

El suicidio de Indiana

Aun con el gran hacer de Irving en el último cuarto, los Pacers habían conseguido mantenerse aferrados al partido. Un par de triples salvadores de Bojan Bogdanovic, el mejor de los suyos con 23 puntos, les habían permitido volver a ponerse por delante pese a su desastre ofensivo del último cuarto, y el duelo llegó a los compases finales aún en el aire. El triple de Tatum daba una ventaja mínima a Boston, pero los de Indianápolis tenían todavía varias posesiones para revertir esa situación. Fue entonces cuando empezó su descalabro.

Por motivos que solo él es capaz de comprender, Wesley Matthews lanzó un triple forzadísimo con todavía 7 segundos en el reloj de posesión que no estuvo ni siquiera cerca de entrar, regalo que Gordon Hayward aprovechó para abrir la ventaja y poner el 94-91 a falta de 12 segundos. McMillan pidió entonces un tiempo muerto para planificar la jugada con la que buscarían el triple del empate, pero nunca sabremos qué ideó el técnico debido a que, de nuevo, Wesley Matthews arruinó el ataque de Indiana enviando el saque de banda directamente fuera. Imposible no quedar señalado tras dos errores de semejante gravedad.

Por si fuera poco, los visitantes aún tuvieron tiempo de regalar un 2+1 a Tatum por no hacer falta a tiempo y de perder otro balón en su última posesión para redondear el desastre. Si bien fue un cúmulo de fallos impropio, este final de partido nos habla de lo que tienen estos equipos cuando llega el clutch: los Celtics, un jugador resolutivo capaz de sacar victorias de donde no las hay; los Pacers, un hueco en el rol de líder que nadie en la plantilla es capaz de llenar del todo.

(Fotografía de portada: Maddie Meyer/Getty Images)


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