De posible batacazo a una de las victorias más épicas del curso. Era difícil prever que lo que parecía una derrota vergonzosa ante San Antonio iba a terminar convirtiéndose en un partido para la historia de los Grizzlies, pero el cuadro de Tennessee logró que así fuera tras remontar una desventaja de 29 puntos y doblegar a los Spurs en la prórroga. Memphis se impuso finalmente por 120-126 en la que fue la mayor remontada de lo que llevamos de temporada, así como la mayor jamás lograda por la franquicia.
Tras un apabullante segundo cuarto, San Antonio se fue al descanso venciendo por 69-46, y cuando, lejos de reducirse, la diferencia empezó a ampliarse en los primeros instantes de la segunda mitad, todo parecía indicar que íbamos a tener un cierre de partido bastante insulso. Nada más lejos de la realidad. Los Grizzlies necesitaron que un triple de Malaki Branham llevara la distancia a los mencionados 29 puntos (85-84) para despertar, pero cuando lo hicieron, lo hicieron bien.
El cuadro de Jenkins comenzó por fin a funcionar en defensa, y durante varios minutos fue como si los Spurs se hubiesen olvidado de anotar. Y es que, en contra de lo que cabría esperar, esta no fue una remontada cimentada en una ofensiva demoledora y en el acierto de los visitantes para anotar un triple tras otro hasta igualar el encuentro, sino en su capacidad para congelar un ataque que hasta hacía un minuto les estaba triturando. Tras arrasar en la primera mitad del duelo, los de Popovich solo anotaron 24 puntos en los últimos 20 minutos de partido, lo que dio opción a los Grizzlies de ir acercándose hasta llegar a un intenso minuto final.
Y es que, pese al esfuerzo de Memphis, el 109-100 con el que se llegó a los últimos 60 segundos seguía invitando a esperar un triunfo local, pero, esta vez sí, el acierto exterior salió al rescate de los de Tennessee. Primero fue Desmond Bane quien recortó diferencias desde el perímetro, luego Luke Kennard quien puso a los suyos a un solo tiro de distancia a falta de 10 segundos, y posteriormente Jaren Jackson Jr. forzó un salto entre dos con Zach Collins que metió de lleno a los suyos en el encuentro. Jackson ganó el salto y dio la posesión a los Grizzlies. Había esperanzas.
Fue entonces cuando la inexperiencia y la falta de comunicación mataron a los Spurs, que defendieron de forma difícilmente empeorable la última posesión. Keldon Johnson y Devin Vassell corrieron a cerrar a Kennard, dejando completamente solo a Dillon Brooks en la esquina para que recibiera con tiempo, lanzase, y anotase el triple que culminó un momento para la historia de la franquicia.
«En el descanso hicimos piña y hablamos sobre lo que teníamos que hacer» comentó Jaren Jackson, que terminó como máximo anotador del partido con 28 puntos. «Salimos mucho más metidos en la segunda parte. Si trabajas lo suficiente, acabas consiguiendo resultados».
La prórroga dio continuidad a la dinámica del último tramo del choque y permitió a los visitantes escapar con una victoria que les mantiene empatados con los Kings por el segundo puesto del Oeste. Desmond Bane sumó en el tiempo extra 8 tantos para alcanzar los 21 y terminar como segundo anotador del equipo por delante de los 20 de Tyus Jones, que logró un triple-doble al añadir 10 asistencias y 10 rebotes.
En San Antonio, Vassell lideró al equipo con 25 puntos, seguido de cerca por los 24 de un Zach Collins que se mostró muy decepcionado por la forma en que dejaron escapar el choque: «Hemos sido competitivos durante todo el año. No deberíamos haber perdido esto. Estábamos 30 arriba, no podemos haberlo perdido».
(Fotografía de portada: Ronald Cortes/Getty Images)