La eliminatoria entre Hawks y Celtics volverá a Boston para, al menos, el quinto partido. Pese a la superioridad exhibida por los de Mazzula en los dos primeros encuentros, Atlanta ha logrado recomponerse con la llegada de la serie al State Farm Arena y llevarse el Game 3 por 130-122, colocando un 2-1 en el global que les permite soñar con la sorpresa. El cuarto choque cobra ahora por tanto una enorme relevancia, pues hay una diferencia abismal entre regresar a Masachusetts con 3-1 o hacerlo con 2-2.
Los de Quin Snyder dejaron claro desde muy temprano que la tónica de este duelo iba a ser muy distinta. Pese a que nunca hubo grandes distancias en el marcador, más allá de los 14 de ventaja con los que se colocaron muy circunstancialmente en el segundo cuarto, se vio a unos Hawks más decididos, con las ideas más claras y, sobre todo, encabezados por un mejor Trae Young. El base firmó la que fue sin duda su mejor actuación de estos playoffs, sumando 32 puntos y 9 asistencias que fueron la base del triunfo de los suyos.
Dejounte Murray, con 25 tantos, fue su mejor escudero, y le ayudó a rematar la faena en el último cuarto gracias a un triple que puso el 124-118 a falta de menos de dos minutos. No obstante, fue el base quien más brilló en dicho tramo, sumando 15 de sus puntos en el cuarto periodo y respondiendo con sus triples o sus internadas hacia la pintura a cada intento de los visitantes por reducir diferencias.
Por si fuera poco, ambos encontraron el apoyo de hasta cinco secundarios que acabaron en dobles dígitos, entre los que destacaron Bogdan Bogdanovic y Saddiq Bey con 15 cada uno. Ambos sumaron tres triples y, especialmente en la primera parte, ayudaron a los de Georgia a vivir sus mejores momentos, aunque en la segunda mitad fueron esencialmente Trae y Murray quienes tuvieron que tirar del carro.
Boston, por su lado, contó con los 29 puntos de Jayson Tatum, que lideró al equipo en ataque, y los 24 de Marcus Smart, que ejerció de segunda espada ante la discreta noche de Jaylen Brown, que no pasó de los 15. El gran problema de los de Mazzula, sin embargo, estuvo atrás, pues, especialmente en la primera mitad, los Celtics tuvieron problemas para funcionar tan bien defensivamente como en los duelos anteriores. Los Hawks, que apenas superaron los 100 tantos en el segundo partido y no pudieron hacerlo en el primero, se vieron menos asfixiados y encontraron más armas con las que hacer daño, anulando el trabajo de los visitantes para dejar algo más abierta la eliminatoria.
Los de Masachusetts tendrán que ejecutar mejor su plan defensivo el domingo si no quieren que una serie que parecían tener en el bolsillo vuelva a Boston habiéndose complicado más de lo previsto. Atlanta ha demostrado tener recursos y no querer irse de estos playoffs sin asestar un par de golpes. Les toca responder.
(Fotografía de portada: Kevin C. Cox/Getty Images)