Los Knicks secan a Cleveland y recuperan la ventaja

Con un marcador que parece propio de otra época, los Knicks han vuelto a colocarse por delante en la eliminatoria ante Cleveland. El conjunto neoyorquino se impuso por 99-79 en el tercer encuentro, en el que con un sensacional trabajo defensivo anuló por completo a los Cavaliers y se permitió convertir en una fiesta el regreso de los playoffs al Madison Square Garden.

Y es que, con 79 puntos, Cleveland firmó la peor anotación de cualquier equipo en lo que llevamos de temporada, y de hecho llegó a dar la impresión de que si llegaron a 79 fue porque los Knicks pudieron permitirse bajar los brazos en el tramo final. Al descanso los de Ohio estaban en 32 tantos, igualando la peor marca de su historia en un partido de playoffs y evidenciando los problemas que habían tenido en los dos primeros encuentros para hacer daño a los de Thibodeau se habían intensificado. Y esto no parece nuevo, pues a lo largo de la temporada Cleveland solo ha perdido dos partidos en los que su rival no ha alcanzado los 100 puntos: el de esta madrugada, y la visita al Madison del 4 de diciembre.

Donovan Mitchell, con 22 tantos, fue lo más parecido a una referencia ofensiva que encontraron los visitantes, pero lo cierto es que incluso el escolta estuvo lejos de su mejor versión. Con problemas para llegar al aro, el ex de los Jazz dependió en exceso de la media y larga distancia, lo que le impidió terminar de ser del todo eficaz y le hizo quedarse en un 9/19 en el tiro. Además, sus 6 pérdidas evidenciaron el problema de los suyos en el cuidado de balón, pues perdieron un total de 20 posesiones a lo largo de la noche.

La actuación verdaderamente dramática fue sin embargo la de Darius Garland, que con un 4/21 ofreció su peor versión y no pudo encontrarse a sí mismo en ningún momento. El base se quedó en 10 tantos y fue incapaz de producir con regularidad, dejando atrás las buenas sensaciones del Game 2 y convirtiéndose en el epítome de lo que fue la noche para los visitantes.

Ante esta situación, Nueva York no necesitó ni siquiera una gran noche ofensiva de sus estrellas para vencer cómodamente. Con 21 puntos de Jalen Brunson y 19 de R.J. Barrett los locales se bastaron no solo para imponerse, sino para darse un festín y llegar a colocarse con hasta 27 tantos de ventaja en el último cuarto, en el que su pabellón se convirtió en una fiesta ante lo que estaba ocurriendo en la pista. Y no era para menos.

Los Knicks no solo han dado un fuerte golpe encima de la mesa, sino que han dejado claro que saben cómo tienen que ganar esta serie. Si los Cavaliers no revierten la situación en dos días, se encontrarán con un 3-1 que puede ser una losa muy pesada de levantar, especialmente tras las sensaciones con las que se marcharon esta madrugada. Necesitan reaccionar de la misma forma que en el segundo partido, solo que ahora deberán hacerlo en territorio hostil.

(Fotografía de portada: Jamie Squite/Getty Images)


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