En tiempos de pobreza, al menos deportiva, los Lakers tuvieron un perfecto motivo para recordar una de sus últimas etapas doradas. El Staples Center se vistió de gala para desvelar la estatua que inmortalizará a Shaquille O’Neal, uno de los jugadores más importantes de su historia y pieza clave en tres campeonatos NBA. Algunos de los nombres más ilustres de la franquicia estuvieron presentes para acompañar a Shaq. Entre ellos, Kobe Bryant, con quien el pívot tuvo una relación más que turbulenta durante sus años como compañeros.
Noche de históricos
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— Mike Trudell (@LakersReporter) March 25, 2017
Con la excepción de Magic Johnson, desplazado a Memphis para ver el duelo del torneo de la NCAA entre Kentucky y UCLA, virtualmente todas las leyendas vivas de la franquicia estuvieron presentes. Desde Jerry West y Elgin Baylor hasta Phil Jackson y el propio Kobe, pasando por Kareem Abdul-Jabbar y James Worthy. Compañeros durante sus años en los Lakers, como Rick Fox, Horace Grant, Ron Harper, Slava Medvedenko o Luke Walton, hoy entrenador del equipo, tampoco faltaron.
Abdul-Jabbar, uno de los teloneros de lujo que tuvo O’Neal en la ceremonia, aprovechó para bromear. «Algunos pensaban que las probabilidades de Kobe Bryant apareciendo hoy eran las mismas que las de Shaq lanzando tiros libres». Ambos ex-jugadores, ya reconciliados tras su doloroso divorcio que acabó en 2004 con el traspaso del pívot, se lo tomaron con humor. Sentados el uno con el otro, intercambiaron animadas conversaciones durante el evento.
De hermano a hermano
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Bryant, en su primera aparición pública en el Staples Center desde su retirada, tomó la palabra. «Hemos escuchado muchas historias sobre Shaq, pero no hemos hablado lo bueno que fue como jugador, el más dominante que he visto nunca», reconoció Kobe Bryant. Tras recordar cómo O’Neal dominó una serie de playoffs ante los Spurs porque «David Robinson no fue agradable conmigo cuando era niño», la ‘Mamba Negra’ terminó su breve discurso con agradecimientos al que fuera su némesis interna en los Lakers.
«Solo quiero decir ‘gracias’. He aprendido tanto de ti como jugador. Todo lo que has hecho por esta ciudad, todo lo que has hecho por esta franquicia, tus hijos… Deberíais saber esto», se interrumpió a sí mismo Kobe Bryant mirando con una sonrisa a los hijos de Shaquille O’Neal. «Vuestro padre fue un hombre malo. Felicidades y mucho amor para ti, mi hermano».
En la plaza de los grandes
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En su discurso, después de que la estatua de más de 500 kilos de peso mostrando al jugador en un dominante mate fuera desvelada, O’Neal devolvió el cariño a Kobe Bryant. «Hermano, gracias. Nos empujamos el uno al otro, tuvimos nuestras batallas, tuvimos nuestros momentos, pero siempre tuvimos respeto por el otro y fuimos capaces de ganar tres campeonatos. Definitivamente nunca pude hacerlo sin ti».
Shaquille O’Neal incluso se aventuró a pronosticar su próximo evento juntos, en la ceremonia aún sin fecha ni confirmación (pero virtualmente asegurada) en la que Kobe Bryant tendrá su propia estatua en el exterior del Staples Center. En compañía de otras glorias de la franquicia como Magic Johnson, Kareem Abdul-Jabbar, Jerry West y el locutor Chick Hearn, Kobe y Shaq serán compañeros permantentes y finalmente bien avenidos a partir de ese día.