Los Lakers ganan el partido del futuro

Lo decían los compañeros de Movistar+, Guille Giménez y Antoni Daimiel: el 76ers-Lakers es el partido del futuro. Y con ese futuro hemos disfrutado de un presente espectacular, para una de las mejores veladas que ha dejado la NBA en este curso 2017-18. Triunfo de los Lakers (104-107), que cortan una racha de derrotas y que obtienen un éxito importante, en su deseo nunca negado de convertir la campaña en algo más que una larga espera al verano de 2018.

Ganaron los Lakers, pero hubiera sido de justicia también que lo hubieran hecho los Sixers, por su empeño, por su capacidad de, a pesar de parecer fuera del partido por momentos, nunca irse de él. Y por entrar en el encuentro definitivamente en la recta final. Philadelphia y Lakers, ese baloncesto del futuro, ese juego joven, rápido, activo, de piernas ágiles, miles de posesiones y ritmo incansable casi los 48 minutos.

Un espectáculo frenético que resolvió Brandon Ingram con un triple a falta de ocho décimas. Será lo que se vea en todas las teles y resúmenes y así debe ser, porque se trata de una acción única, hilada y bien ejecutada. Pero sería injusto reducir el enfrentamiento a ese fogonazo puntual. No, el triple de Ingram que selló el 104-107 fue la guinda, el remate de unas horas extraordinarias.

Ball, dos caras en medio minuto

Ingram, del que dicen puede suceder a Kevin Durant, tuvo el tiempo, el espacio y la sangre fría para mandar a la lona a los Sixers con ese triple que de paso evitaba una prórroga que a nadie hubiera importado ver. Su recepción de la pelota vino después de una muestra de baloncesto puro de Lonzo Ball, capaz de leer la situación perfectamente para irse a la línea de fondo, arrastrar fuerzas contra él y doblar la bola a su compañero, totalmente liberado. Fue la redención del ex de UCLA a lo que había sucedido medio minuto antes, cuando con 104-104 se tiró un lanzamiento canasta que halló el hierro.

Ball acabó con uno de sus partidos más completos como profesional, merced a sus 10 puntos, 8 rebotes, 8 asistencias, 3 robos y 4 tapones. Y por encima de los números, que cubrieron todas las facetas del juego, no se volvió loco en el tiro, seleccionó sus opciones y sostuvo con una buena dirección el ritmo frenético de los Lakers.

Luego, el resto del trabajo para que los Lakers fueran arriba siempre y con ciertas ventajas hasta el tramo final lo completaron Ingram, Jordan Clarkson, Julius Randle, KentaviousCaldwell-Pope  e incluso Andrew Bogut, quien si bien por momentos no pudo frenar a Joel Embiid, acabó el tercer cuarto con una canasta de veterano para aliviar la presión rival en el marcador y posteriormente sacó algo de rédito en su defensa a The Process. Embiid, por cierto, confirmó a los Lakers como uno de sus rivales preferidos: 33 puntos, 7 rebotes, 6 asistencias, 1 robo y 5 tapones.

Simmons, a lo Magic

Tercer triple-doble para Ben Simmons, otro escándalo de jugador que acabó con 12 puntos, 13 rebotes y 15 asistencias en 42 minutos. Es el primer novato desde Lamar Odom, en la 1999-00, que consigue tres triples-dobles. Además, es el primer jugador en conseguir estos tres triples-dobles en los 23 primeros partidos de campaña desde que en 1979 lo lograra Magic Johnson.


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