Con 111-95 favorable a los 76ers a falta de menos de 5 minutos, solo un loco habría dicho que el encuentro que estaba teniendo lugar en el Wells Fargo Center estaba abocado a un final apretado. Y solo ese loco habría tenido razón. Philadelphia acabó necesitando de una prórroga para tumbar por 133-122 a Los Angeles Lakers, que con una espectacular remontada en los compases finales estuvieron cerca de dar una de las machadas del año. Los de Darvin Ham se quedaron a las puertas de hacerse con un triunfo absolutamente imprevisible, pero acabaron cayendo en un tiempo extra dominado por James Harden.
Los 76ers habían arrancado el último cuarto haciéndose con una ventaja de 18 puntos (106-88), y pese a algún tímido intento angelino de recortar distancias, un triple de Shake Milton colocó el mencionado 111-95 con 4:50 por jugarse y no parecía conceder ninguna oportunidad a los visitantes. Estos no quisieron darse por vencidos y continuaron poco a poco apretando el marcador, pero el tiempo era escaso y cada canasta local parecía ponerles aún más imposible la hazaña. En concreto, cuando habían llegado a estar solo 5 abajo, un triple de Melton que puso el 118-110 a falta de 44 segundos parecía, ahora sí que sí, confirmarles que no tenían opción de llevarse el choque. Pero entonces comenzó el recital de errores de Philadelphia.
Los de Doc Rivers parecieron decididos a ofrecer una clase gratuita de cómo no gestionar un final de partido. Con dos tiros libres fallados y dos balones perdidos en menos de 30 segundos, los locales se empeñaron en dar una oportunidad tras otra a los Lakers, que a base de no desperdiciar ni una de las opciones que tuvieron para anotar obraron un milagro con el que absolutamente nadie contaba. O, lo que fue más descorazonador aún para ellos, tras desperdiciar una única oportunidad para anotar, se quedaron a las puertas de un milagro incluso mayor.
Canasta de Beverley, tiros libres de Davis, triple de Reaves, tiros libres de Reaves… Y de repente con 120-119 en el marcador, Tobias Harris perdió el balón y Anthony Davis fue enviado a la línea de tiros libres con la posibilidad de poner a los visitantes por delante por primera vez en toda la segunda mitad con solo 3,7 segundos por jugarse. El primer lanzamiento fue dentro; el partido estaba empatado. Pero el segundo se salió. Los 76ers, suspirando aliviados ante la debacle que habían evitado, no llegaron ni siquiera a lanzar antes de que sonase la bocina. Seguían vivos. Eso era lo único que importaba
La prórroga de Harden
Este falló pareció aniquilar a los Lakers, que se vieron tan cerca de culminar la proeza que prácticamente ni se presentaron a los siguientes 5 minutos. Los californianos solo lograron anotar una canasta en un tiempo extra del que James Harden se adueñó por completo, anotando 9 de los 13 puntos de los 76ers y encargándose prácticamente en solitario de devolver el oxígeno a las gradas del Wells Fargo Center. La Barba terminó así el encuentro con 28 tantos y 12 asistencias, convirtiéndose junto a De’Anthony Melton y sus 33 en el mejor escudero de un descomunal Joel Embiid.
El pívot disputó un sensacional duelo interior con Anthony Davis, duelo en el que terminó ligeramente por encima gracias a sus 38 puntos, 12 rebotes y 5 asistencias. La Ceja, por su parte, acabó con 31 tantos y 10 capturas, aunque lo hizo disputando 10 minutos menos que el camerunés, que jugó 46.
Davis comandó así a los angelinos, seguido de cerca por los 23 puntos de LeBron James y los 25 de un fantástico Austin Reaves, que sigue apuntando muy buenas maneras y que, con 5 tantos en los últimos 12 segundos, fue uno de los claros artífices de la remontada final. El base, no obstante, se fue disgustado por fallar uno de los tres tiros libres de los que dispuso en ese momento, lanzamiento que habría igualado el partido a 120-120 con 9 segundos para el final.
(Fotografía de portada: Tim Nwachukwu/Getty Images)