Qué imperfecta es la NBA cuando ganar un partido te hace quedar peor que el rival. Los Angeles Lakers dieron un paso atrás en sus planes de futuro al imponerse a los Suns por 110 a 122 en Phoenix en un partido protagonizado por dos de los tres peores equipos de la NBA.
Buen encuentro de Russell e Ingram
HIGHLIGHTS: Six Lakers score in double-figures tonight as they down the Suns, 122-110. #LakersWin pic.twitter.com/rX7DlvKLIp
— Los Angeles Lakers (@Lakers) 10 de marzo de 2017
D’Angelo Russell no ha terminado de desarrollar su juego como muchos esperaban, pero buenos partidos ayudarán en esta tarea. El base terminó la noche con 28 puntos, 4 rebotes, 3 asistencias y 3 robos, concluyendo 6 triples de 9 intentos. A él le siguieron Jordan Clarkson con 19 tantos y Brandon Ingram e Ivica Zubac con 14 puntos cada uno. Un mate de Ingram en el tercer cuarto quedará como uno de los grandes highlights de la noche. “Al principio de la temporada no sabía lo largo que realmente yo era”, dijo Ingram sobre su acción ante Alex Len.
Por los Suns, como no, el mejor fue Devin Booker, responsable de 23 puntos y 6 rebotes para su equipo. Marquese Chris logró 18 puntos y 6 rebotes, T.J. Warren 17 tantos y 13 rebotes y Alan Williams 16 puntos y 10 rebotes.
Una elección del Draft, en juego
Con Brooklyn Nets marcando el peor ritmo de la temporada, Lakers y Suns se vienen disputando desde hace semanas el dudoso honor de ser el segundo peor del curso, algo que tendrá premio: más posibilidades de conseguir una mejor elección en el Draft y en el caso particular de los Lakers aumentar sus opciones de mantener dicha selección y no estar obligados a enviarla a Philadelphia.
Con dichos condicionantes los Lakers consiguieron ganar después de ocho derrotas consecutivas para así quedarse a un paso de los de Arizona, estado en el que además no habían ganado desde enero de 2011. Lakers (20-45) mantiene el último puesto del Oeste, pero los Suns se encuentran a un paso (21-44).
El partido del domingo que disputarán Lakers y 76ers (23-41) en Los Ángeles, otro capítulo más entre rivales directos a los que conviene perder partidos: ninguno de los dos querrían ganarlo pensando en el futuro.