Los Orlando Magic lograron sumar una valiosa victoria en su visita al líder de la Conferencia Oeste. Pese a que en las últimas semanas los resultados no han mantenido el nivel del inicio de curso, el conjunto de Florida recordó su enorme potencial al imponerse en el Target Center por 106-108, sacando adelante un choque en el que llegaron a ir perdiendo por 17 puntos pero en el que demostraron una vez más su enorme capacidad para no dejarse ir.
Los Timberwolves arrancaron aprovechando la altura de su quinteto inicial para hacer mucho daño en la pintura, tanto mediante las penetraciones de Anthony Edwards como, sobre todo, gracias al poderío de Rudy Gobert. Pese a que el francés no destaca por sus fundamentos ofensivos, sí supo aprovechar su fuerza para ganar la posición a Wendell Carter o Paolo Banchero cerca del aro y ofrecerse a sus compañeros, quienes, en especial Mike Conley, pudieron hacerle llegar el balón en ventaja en muchas ocasiones. El pívot terminó de hecho como máximo anotador local junto a Edwards con 22 puntos cada uno, convirtiéndose en el gran dominador de la pintura en los dos aros.
No obstante, los Magic tampoco van precisamente faltos de centímetros, y, especialmente en la segunda mitad, Mosley dio bastantes minutos a Jonathan Isaac para ser más competitivos en el apartado físico e igualar la contienda en ese aspecto. Con el propio Isaac junto a Banchero, Carter y Franz Wagner, Orlando cerró el partido con cuatro hombres de al menos 2,08 metros sobre el parqué, creando una maraña defensiva que complicó a Minnesota cualquier generación ofensiva. Con Jalen Suggs muy activo, Wagner brillando en la defensa individual sobre Edwards, y las buenas ayudas de los interiores, lograron que los Wolves fueran de más a menos y se quedasen en tan solo 18 tantos en todo el último cuarto, que fueron 15 a efectos prácticos dado que los tres últimos llegaron en un ya irrelevante triple en el último segundo.
Esta gran labor atrás permitió a los de Florida ir recortando poco a poco la diferencia de 8 puntos con la que habían entrado el cuarto parcial. Estos Magic no son precisamente el equipo más arrollador en ataque, pero a base de acumular canastas en transición y de aprovechar las buenas labores de Wagner como generador con balón, consiguieron ir sumando hasta tomar el control y no abandonarlo. El germano, con 7 de sus 19 tantos en el último cuarto, fue vital en este último tramo, aunque el máximo anotador de la noche fue Paolo Banchero, que terminó con 23.
La extraña falta de McDaniels
Con todo, los Timberwolves nunca se fueron del todo del partido, y contaron con varias oportunidades para dar un vuelco al marcador en los últimos segundos. Con 103-105 en el electrónico, primero Jaden McDaniels y luego Mike Conley fallaron dos triples que habrían devuelto la delantera a los locales, pero tras este segundo error el rebote acabó en manos de Isaac con alrededor de 30 segundos para el final. Orlando, con el tiempo corriendo a su favor, optó por dejar pasar el crono. Y Minnesota, que sabía que una buena defensa le garantizaba un nuevo intento en la última posesión, optó por no hacer falta. O esa parecía ser la intención inicial.
Y es que cuando solo quedaban unos 5 segundos para que la posesión visitante terminase, McDaniels cometió una falta intencionada sobre Banchero que mandó al ala-pívot a la línea de personal y le permitió sumar dos puntos gratis con los que ampliar la diferencia y hacerla de más de una posesión. La reacción de Chris Finch en la banda, que mezclaba incomprensión y enfado, denotó de forma bastante clara que no había habido una instrucción por su parte de cometer la personal. Una personal que, en cuanto Paolo puso el 103-107 con 9 segundos para que sonase la bocina, puso la puntilla a los Timberwolves.
(Fotografía de portada: Maddie Meyer/Getty Images)