Los Pacers ganan el séptimo y jugarán las finales del Este

Los Indiana Pacers han conseguido 10 años después clasificarse para las Finales del Este al imponerse en el séptimo y definitivo encuentro a unos New York Knicks malheridos por un amplio 130-109.

Los de Rick Carlisle salieron como motos desde el salto inicial y guiados por Haliburton marcaron el tono desde el principio. Su juego rápido y vistoso no estaba hecho para unos Knicks que, cansados y abatidos, fueron un espectador de lujo ante la exhibición en el lanzamiento que estaban presenciando.

Pascal Siakam empezó muy fuerte con 11 puntos mediante un 5/5 en tiros de campo en sus primeros 7 minutos. Y la cosa no se detuvo ahí con una posterior lluvia de triples de Haliburton que ponía a los Pacers +12 puntos arriba con 14 puntos para él solo en el primer cuarto.

En definitiva. Una exhibición de juego (y de lanzamiento) para los de Indianápolis con 39 puntos en el primer periodo, siendo la puntuación más alta en la historia de los playoffs en los primeros 12 minutos de un séptimo partido.

Antes los problemas de Jalen Brunson en ataque con constantes marcas de 2+1 que Carlisle orquestaba sobre él, Thibodeau dio paso a Burks que, con más oficio que otra cosa, conseguía recortar distancias con «solo» 15 puntos abajo al descanso (70-55 para los Pacers).

Los primeros 24 minutos se saldaron mediante un impresionante 76% de acierto para los Pacers y un 66% en triples. Muy difícil de levantar eso. Y salvo un arreón de los Knicks a inicios del tercer periodo, los Pacers nunca tuvieron problemas para seguir y seguir estirando su ventaja y nunca peligrar su victoria.

Tyrese Haliburton guió a los suyos con 26 puntos, 4 rebotes, 6 asistencias y un 6/12 en triples; secundado por Andrew Nembhard con 20 tantos y un notable 8/10 en tiros de campo.

También aportaron dobles dígitos anotadores el camerunés Siakam con 20 puntos; Aaron Nesmith (19); Myles Turner (17) y desde el banco T.J. McConnell, siendo decisivo a ambos lados de la pista, contribuía con 12 tantos, 7 rebotes, un robo y un tapón para él.

«Cuando ganas un séptimo partido en el Madison Square Garden, simplemente has hecho historia», destacó Carlisle.

En los Knicks, insuficiente el gran partido que cuajó Donte DiVincenzo con 39 puntos y un 9/15 en triples, tratando de alentar a los suyos, aunque sin demasiado éxito. Y como decíamos Burks daba un paso al frente con 26 puntos en 27 minutos tirando de liderazgo ante los problemas que estaba teniendo Brunson.

«Lo único que pedía es que todos se esforzaran y eso es lo que he obtenido de estos muchachos durante todo el año», admitió Thibodeau.

5 minutos de Anunoby

Anunoby tenía dolores severos en el tendón de la corva, pero aún lo intentó y saltó a jugar. Y apenas duró 5 minutos sobre el parqué. Dos canasta seguidas para él y poco más. No podía moverse, y se vio muy claro en dos jugadas defensivas donde ni siquiera lo intentó.

Al poco de saltar a la pista fue sustituido por Miles McBride, quien se marchó hasta los 40 minutos, aunque sin demasiado brillo para él: 4/14 intentos para obtener 8 puntos.

Y quien sí aguantó prácticamente hasta el final fue Josh Hart que, pese a su lesión en el abdomen, lo jugó prácticamente todo hasta terminar siendo ovacionado por el público del Garden reconociendo su gran esfuerzo: 10 puntos, 8 rebotes, 5 asistencias y 2 robos en 37 minutos.

«Estoy muy orgulloso de lo que hemos hecho esta temporada. Lo dimos todo y estamos construyendo algo. Es esperanzador», dijo Hart en el vestuario.

«Este es como mi cuarto equipo, mi sexto entrenador, mi cuarta franquicia… Y obviamente la directiva creyó en mí y me dio un contrato. Thibs me ha dado muchas oportunidades. La ciudad me ha apoyado desde el primer día. Significa muchísimo para mí», añadió.

Cruel final para Brunson

Y por si las lesiones de Randle, Robinson, Bogdanovic y Anunoby no fueran suficientes, el destino quiso castigar todavía más a los Knicks con la baja en el tercer periodo (y para el resto de la noche) de su estrella Jalen Brunson, quien sufría una fractura en su mano izquierda.

Algo no iba bien para él cuando Mike Breen decía a través de los micrófonos que se había marchado al vestuario junto a su padre. Los minutos pasaban y pasaban. Y los Knicks sufrían y sufrían ante los Pacers sin saber nada de él. Y en el último cuarto se confirmaba lo peor: Otra lesión. Otra de gravedad. Y adiós a una gran temporada que ha terminado de forma muy cruel para él y para los Knickerbockers.

(Fotografía de portada: Elsa/Getty Images)


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