Pese al mal partido de Anthony Davis, con 7 puntos y 8 rebotes, los New Orleans Pelicans consiguieron vencer con muchísima autoridad a los Houston Rockets apoyados en los 22 puntos de Ryan Anderson y en los 21 de Tyreke Evans. La superioridad de los Pelicans fue absoluta y el marcador bien lo refleja, 111-83.
Los Houston Rockets no jugaron con la suficiente intensidad, y ni Harden ni Howard pudieron hacer nada para mantener a su equipo a flote. Al final, acabaron con 11 y 12 puntos respectivamente y sin pisar la cancha en el último cuarto toda vez que el partido estaba ya totalmente decidido.
«No nos enforzamos nada esta noche, no tuvimos concentración», dijo Kevin McHale. «Estuvimos horrorosos, salieron y simplemente nos dieron una patada en el culo en ambos lados de la pista, no vinimos a jugar», añadió el entrenador de los Rockets, muy crítico con su equipo.
Los 11 tiros libres lanzados por Houston en comparación con los 20 de New Orleans son el principal indicar de agresividad que demuestra que Harden y compañía no atacaron el aro lo suficiente. Además, el pésimo porcentaje de triples (6/29) de los Rockets resulta difícil de compensar en un partido.
«Jugar así ante un equipo de Playoff que va a pelear por el título después de lo que nos pasó la otra noche habla mucho de nuestro carácter e inconformismo», opinó Monty Williams. «Nuestros chicos salieron concentrados y olvidaron lo del otro día», dijo en referencia a la derrota en la prórroga contra San Antonio después del palmeo sobre bocina de Tim Duncan.