Cabría esperar que en una noche en que Trae Young y Dejounte Murray se combinen para un total de 83 puntos los Hawks sean poco menos que invencibles. No ha sido el caso. Los Houston Rockets sobrevivieron a la exhibición del backcourt de Atlanta para imponerse por 128-122, haciéndose de forma muy meritoria con su cuarta victoria de la temporada. Los texanos siguen ocupando la última plaza de la clasificación, pero noches como este les permiten comprobar que, efectivamente, hay potencial de sobra en la plantilla.
Era, no obstante, difícil prever que el choque acabaría con victoria local, ya que lo cierto es que los Hawks lo tuvieron controlado hasta una fase muy avanzada. Tras un inicio que sí estuvo más dominado por Houston, los de Georgia le fueron tomando el pulso al duelo y llegaron a colocarse con 16 de ventaja en el tercer cuarto (74-90), momento en que la exhibición de Trae y Murray estaba seguramente en su cénit. Con 44 y 39 puntos respectivamente (12/23 en triples entre los dos), ambos firmaron actuaciones soberbias, pues el base estableció su mejor marca de la temporada y el ex de los Spurs firmó su récord en la NBA, pero el equipo tuvo las suficientes carencias como para impedirles coronar sus noches.
«En defensa, nunca dio la sensación de que pudiéramos frenarles, y cuando lográbamos evitar que anotaran ellos obtenían segundas oportunidades gracias a sus rebotes ofensivos» afirmó Nate McMillan, que señaló estos factores como la clave del choque. «No hemos defendido en absoluto. 122 puntos deberían ser suficientes para ganar un partido».
El rebote ofensivo fue, como indicó el técnico, una de las facetas más destacadas de los Rockets, que se hicieron con hasta 22 capturas en aro rival, su mejor cifra como franquicia desde 2016. De hecho, Houston sumó tantos rebotes ofensivos como Atlanta defensivos, propiciando la sangría de los visitantes que notaron la ausencia de Clint Capela.
Esto mantuvo con vida a los de Stephen Silas y les permitió crecer en un fantástico último cuarto, en el que con un parcial de 34-18 dieron la vuelta al choque y mandaron a Atlanta a la lona. Garrison Mathews, que llevaba un partido relativamente discreto, emergió en este tramo con 11 de sus 20 puntos, mientras que Jalen Green, máximo anotador local, fue también fundamental con 9 de sus 30 tantos. Ambos acumularon muchas canastas decisivas en el tramo final, pues el escolta fue el autor del tiro que dio a Houston su primera ventaja en la segunda parte (118-117) mientras que Mathews puso el 124-119 a falta de 50 segundos y dejó el duelo encaminado.
Por otro lado, tanto Jabari Smith como Kenyon Martin Jr. sumaron 21 puntos cada uno, a los que este último añadió 15 rebotes. Fue en general una noche de buenas noticias para los texanos, que, aun asumiendo que no aspiran a sumar muchas victorias este año, empiezan a saberse con el potencial para dar un susto a cualquiera.
«Cada experiencia que sumamos nos aporta un extra de madurez» afirmó Silas. «Pero haberle dado la vuelta a todo lo que nos hemos encontrado en este partido y haber peleado hasta ganar no solo demuestra madurez. También demuestra carácter».
(Fotografía de portada: Carmen Mandato/Getty Images)