Allá donde van, los aficionados de los Knicks se hacen notar. Más aún si el destino tan solo queda a menos de dos horas en coche. El encuentro del pasado domingo en Philadelphia estuvo marcado por los 47 puntos de Jalen Brunson, los cuales suponían el récord de la franquicia en un partido de playoffs. Y por momentos, el ruido de la grada hizo pensar que el partido se disputaba en el Madison Square Garden. Innumerables aficionados knickerbockers se colaron entre la marea de los 76ers para animar a los suyos. Algo que los propietarios de Philly han remediado comprando ellos mismos las entradas.
Tras el partido Joel Embiid se mostró crítico con la cantidad de aficionados de los Knicks que había en las gradas del Wells Fargo Center. Por ello, el exmandatario Michael Rubin y los propietarios Josh Harris, David Blitzer y David Adelman han comprado más de 2.000 entradas para el sexto encuentro de la serie. Estas serán repartidas a los primeros solicitantes, profesionales sanitarios, grupos comunitarios y otras organizaciones locales.
Este curso la franquicia de Pensilvania ha reducido el número de abonos de temporada por la demanda que recibían de entradas individuales y grupales. Lo cual ha podido llevar a algo como lo vivido el pasado domingo. Aun así, el problema no queda totalmente zanjado hasta que no se vea el resultado ya en el pabellón, pues los abonos de temporada son traspasables y la franquicia no tiene control sobre ellos.
(Fotografía de portada de Jared C. Tilton/Getty Images)