Los Warriors ganan en Oklahoma en una noche desastrosa de Westbrook

Nuevo golpe sobre la mesa de los Golden State Warriors. Tres días después de ganar en Houston sin Durant, los vigentes bicampeones volvieron a sobreponerse a la ausencia del alero para asaltar el Chesapeake Arena por 88-110. El cuadro de Kerr fue demasiado para los Thunder, que nunca estuvieron por delante en el marcador tras verse sobrepasados en prácticamente cada apartado del juego.

Defensa de campeón

Precisamente en la cancha de uno de los equipos que mejor defienden del campeonato, los Warriors demostraron que, cuando quieren, pueden ser los mejores en casi cualquier aspecto. Los de Oakland jugaron un partido prácticamente perfecto a nivel defensivo, leyendo a la perfección las carencias de Oklahoma y forzando a sus jugadores a buscar situaciones que no les eran favorables. Fue, de hecho, la anotación más baja de los de Donovan en toda la temporada, y no resulta difícil entender a qué se debió.

A nivel de uno contra uno, de ayudas, de líneas de pase… Todo funcionó bien en la defensa de Golden State, que por momentos exasperó a los Thunder. Los visitantes dejaron a su rival en un pobre 32,3% de acierto en tiro, y robaron hasta 10 balones que les permitieron anotar 20 puntos tras pérdida. Su defensive raiting fue de 87,5, su mejor marca de la temporada, y Steve Kerr confesó que uno de sus asistentes, Ron Adams, le dijo que había sido el mejor choque del curso a nivel defensivo.

En ataque, fue la brillantez de los Splash Brothers la que les permitió vivir con mucha comodidad durante todo el encuentro. Stephen Curry acabó con 33 puntos tras anotar 5 de sus 11 intentos desde el triple, mientras que Klay Thompson alcanzó los 23 tantos. La distancia en el marcador no tardó demasiado en llegar a los 15 puntos, y se movió alrededor de esa cifra durante toda una segunda mitad sin demasiada historia.

El desastre de Westbrook

Dentro del mal partido de Oklahoma, Russell Westbrook se llevó la palma. El base vivió uno de los peores partidos de toda su carrera, y en ocasiones llegó a parecer incapaz de meter el balón en una piscina olímpica. Su dato en el tiro fue un fatídico 2/16 que le hizo quedarse en solo 7 puntos, a los que añadió 8 rebotes y 9 asistencias.

Gran parte de la culpa la tuvo Klay Thompson. Si la defensa de Golden State fue de sobresaliente, el escolta se ganó la matrícula de honor frenando una y otra vez las penetraciones de Russ y obligándole a buscar lanzamientos de media distancia en los que no estuvo nada acertado. El base terminó frustrado, tanto que acabó realizando una falta completamente innecesaria sobre el de los Warriors y recibiendo una técnica por protestar al árbitro justo después. Esta técnica es la 16ª del curso, lo que, salvo que se le retire alguna, le supondrá un partido de sanción.

Paul George, con 29 puntos, fue prácticamente el único jugador local en sus números habituales, aunque no llegó a ellos de forma particularmente brillante. El alero se encontró con un hueso duro de roer como Andre Iguodala, quien, si bien no le redujo a la nada como hizo Klay con Westbrook, sí le forzó a firmar un pobre 9/25 en el tiro. También se salvó de la quema Dennis Schröder, autor de 15 tantos partiendo desde el banquillo.

(Fotografía de portada: Streeter Lecka/Getty Images)


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