Los Warriors hacen los deberes en casa y fuerzan el Game 6

La dinastía sigue viva. En su primer duelo a vida o muerte de la eliminatoria, los Golden State Warriors cumplieron con su condición de locales y lograron imponerse a los Lakers por 121-106 para garantizar que la serie vuelva a Los Ángeles. Allí, los de San Francisco tendrán la verdadera prueba de fuego, pues tendrán que sobreponerse a un ambiente contrario y a sus problemas a domicilio si quieren poder seguir diciendo en voz alta que ningún equipo del Oeste ha conseguido doblegarles en la era Kerr.

El de esta madrugada parecía uno de esos encuentros que no aceptan otro guion que una victoria local. Obligados a responder, los Warriors salieron en estampida y dejando claro que no tenían la menor intención de cerrar su temporada hoy, con un parcial de salida de 17-5 que lanzaba un mensaje unívoco de que hay vida a pesar del 3-1. Se les veía agresivos, intensos, rápidos. Un equipo que quiere, que cree. Que sueña, que aspira.

Pero delante había unos Lakers que se han llevado tantos puñetazos esta temporada que son capaces de soportar unos cuantos más. Lejos de dejarse ir y tener la mente ya puesta en el Game 6 en casa, los de Darvin Ham aceptaron la propuesta e hicieron todo lo posible por mantenerse en un partido que se empeñaba en decirles que hoy no era su día. Y es que, aunque respondieron eficazmente al primer parcial, no fueron capaces de seguir el ritmo toda la noche, pero eso no les hizo bajar los brazos por muy tolerable que fuese en el contexto de la serie. Cada vez que el Chase Center estallaba en júbilo e intentaba adelantar la celebración, llegaba una canasta que obligaba a ser cautos. Que recordaba que delante hay un equipo serio. Que a estos Lakers hay que matarlos porque ya no mueren solos.

Pintura abierta

Pero hoy los Warriors habían salido a matar. Los de Kerr dieron continuidad a su plan para sacar a Anthony Davis de la pintura todo lo posible, llevándole continuamente al pick & roll sobre Stephen Curry para obligarle a cambiar de marca y tener que alejarse de la canasta. Y sin su protector de aro allí, la defensa de los angelinos cambia. Golden State ha ido encontrando cada vez más formas de hacerse camino hasta la zona y en esta ocasión logró anotar en ella 50 de sus puntos, tanto por su capacidad para sacar a La Ceja como por su velocidad en transición.

Y es que ese fue otro de los aspectos clave: el ritmo. Los Lakers han vencido en los tres partidos de la serie que más lento se han jugado, y, consciente de ello, Golden State buscó acelerar desde el inicio. Con su velocidad habitual, los locales fueron los encargados de marcar el tempo, obligando a los angelinos a regresar rápido tras cada posesión y castigándoles cada vez que no estaban lo suficientemente atentos o que, con el paso de los minutos, sus piernas no se lo permitían.

Stephen Curry fue tan importante como de costumbre en esta faceta, orquestando una ofensiva que era otra cada vez que el base se tomaba un descanso. Con 27 tantos y 8 asistencias, lideró a los suyos en ambas facetas y se encargó de responder a cada intento visitante de reducir distancias, pues cuando los Lakers, que habían estado 18 abajo, se colocaron a menos de 10 por primera vez en toda la segunda parte, fueron 7 puntos consecutivos del base los que sentenciaron el duelo.

Steph contó esta vez con dos escuderos a la altura, de los que el más destacado fue Andrew Wiggins, no solo por sus 25 tantos sino por lo necesario que era para los suyos que esta versión apareciera en la serie. El alero fue capaz de anotar tanto en aclarados como cortando sin balón y finalizando tras pase, ayudando a dinamizar un ataque en el que Draymond Green fue también clave gracias a su agresividad. El ala-pívot alcanzó los 20 puntos con un 7/11 en tiros a base de lanzarse hacia el aro tras recibir en sus continuaciones, dando un arma a unos Warriors que la necesitaban.

Incertidumbre con Davis

Draymond fue igualmente fundamental en defensa, especialmente a la hora de contener a un Anthony Davis que empezó a un ritmo demoledor pero al que consiguió frenar con el paso de los minutos. El pívot fue, con 13 tantos en el primer cuarto, el gran responsable de que los de Ham respondieran al parcial inicial, pero tras esto tuvo muchos más problemas para imponerse y llegar a sus zonas de confort. Green le hizo la vida imposible con su capacidad para resistir sus embistes, molestar con sus manos y puntear sus tiros, reduciendo su impacto en el duelo y haciendo que se quedase finalmente en 23 puntos.

En esto influyó también el hecho de que AD tuviera que abandonar el choque a falta de 7 minutos, en esta ocasión debido a un golpe en la cabeza que podría poner en jaque la eliminatoria para los suyos. En la pelea por un rebote, el pívot fue impactado por la mano de Kevon Looney en una acción que no pareció a priori demasiado peligrosa pero que le obligó a abandonar el parqué para someterse a análisis médicos. Chris Haynes, periodista de Bleacher Report, confirmó que ha logrado evitar la conmoción cerebral y que se encuentra mejor, pero desde luego su estado de cara al Game 6 puede ser más determinante para la serie que el resultado de hoy.

LeBron, con 25 puntos, tomó el testigo de Davis tras el primer cuarto y trató de mantener con vida a los suyos, pero a medida que su acierto exterior se fue desvaneciendo también lo hicieron las esperanzas visitantes. Austin Reaves y D’Angelo Russell, que dieron un paso adelante en el último cuarto hasta llegar a los 15 tantos cada uno, se encargaron de que el duelo no se rompiera hasta los últimos minutos, pero nunca terminó de transmitirse la sensación de que los Lakers estaban cerca de la remontada y Darvin Ham acabó finalmente llevando a la cancha a los suplentes y reconociendo a los locales su triunfo.

(Fotografía de portada: Thearon W. Henderson/Getty Images)


EXTRA NBAMANIACS

Nuestro trabajo en nbamaniacs es apoyado por lectores como tú. Conviértete en suscriptor para acceder a beneficios exclusivos: artículos especiales, newsletter, podcast, toda la web sin publicidad y una COMUNIDAD exclusiva en Discord para redactores y suscriptores.