Hace unos días se cayó James Harden del partido; este mismo jueves lo hacía Kevin Durant. Las estrellas de los Rockets y de los Warriors causaban baja para el duelo estelar de la semana en la NBA. Pero sin ellos, el espectáculo fue igualmente mayúsculo. Triunfo de Golden State (114-124) en la pista del su principal rival en el Oeste, siempre con permiso de los Spurs. Éxito de los de Oakland acompañado de un claro mensaje: puede haber muchos rivales que les atusen las barbas, pero a la hora de la verdad, y de momento, los Warriors siguen siendo los mejores.
Ritmo sin descanso
Cualquiera diría que los dos equipos venían de haber jugado la velada anterior. Ni Rockets ni Warriors se concedieron, ni concedieron, un segundo de descanso. El partido fue una de esas locuras ordenadas, de esas puestas en escenas donde parece que todo es parte de un correcalles y sin embargo de lo que se trata es de ese nuevo tipo de baloncesto a mil posesiones, de ese juego rápido, de ese perímetro como protagonista. Stephen Curry y Eric Gordon fueron los que mejor marcaron ese papel desde el inicio. En el primero cuarto, Curry firmó 11 de sus 29 puntos; Gordon, 13 de los 30 con los que acabaría.
La ley de los Warriors. El triple como forma de vida para imponerse a los Rockets. #dormiresdecobardes pic.twitter.com/yAiRWyhcMQ
— NBA en Movistar+ (@MovistarNBA) 5 de enero de 2018
La igualdad de dos equipos que nunca han sido tímidos a la hora de registrar más triples intentados que tiros de dos se extendió hasta el descanso (63-62 para Houston). Chris Paul había anotado 10 puntos en un segundo asalto que vio un parcial de 13-2 de los locales contrarrestado por un 0-7 de los hombres de Steve Kerr.
Un punto más en defensa
A la vuelta de los vestuarios, y sobre todo al inicio del último cuarto, los Warriors apretaron más su defensa. Sostenido por un excelente Kevon Looney, tan eficaz por momentos como lo fue en la primera parte David West, Golden State ajustó las cosas atrás y lanzó un parcial de 1-16 entre el tercer cuarto y el último cuarto que ya fue insalvable para los Rockets.
Es Houston un equipo que vive demasiado del triple y da la sensación, ante rivales de entidad como Boston hace siete días o esta noche misma, que llegan algo justos de gasolina a los minutos decisivos. Y sin piernas no hay acierto.
Los Green, protagonistas
Parece mentira, si alguien testó la forma de Gerald Green, que el jugador estuviera sentado en el sofá de su casa esperando una oportunidad. Finalmente le llegó en Houston y por segunda noche seguida el exterior brilló. Ante los Warriors, 29 puntos, triples de todos los colores, incluido uno a tablero, y una actitud prodigiosa. Él, junto con Clint Capela, Paul y Gordon llevaron la manija del plantel de Mike D’Antoni, mientras que Ryan Anderson demostraba que se le da mejor jugar fuera de Houston que en el Toyota Center.
El otro Green del partido, Draymond Green, firmó su triple-doble número 21. Los 17 puntos, 14 rebotes y 10 asistencias le permiten adelantar a Tom Gola (20) como el jugador con más triples-dobles de la historia de los Warriors.
Golden State, 31-8, abre un poco más de hueco con los Rockets, segundos en el Oeste con 27-10, dentro de esa pugna por el cetro de la conferencia que muchos creen tendrá su capítulo final en la 2017-18 con las Finales del Oeste.