Todo es mucho más fácil para Golden State Warriors cuando juegan en casa. Después de perder dos partidos consecutivos, uno de ellos en Oakland contra Bulls, el equipo de Steve Kerr volvió a la senda del triunfo contra unos Phoenix Suns que solamente compitieron a gran nivel en el primer periodo. Finalmente, el partido acabó 106-87.
Stephen Curry, con 25 puntos y 7 asistencias, y Klay Thompson con 22, fueron, como casi siempre, los dos principales recursos ofensivos de Golden State mientras los Suns solamente encontraban a Eric Bledsoe y a Markieff Morris, con 16 y 17 puntos respectivamente.
«No es común encontrar un grupo de jugadores que tengan tanto odio por perder», dijo Andre Iguodala en referencia a sus compañeros. «Perdemos dos partidos y no somos gente con la que quieras estar. Creo que en la segunda parte simplemente dijimos, ‘vamos a mejorar esto, nuestra intesidad, y empezar otra buena racha», reconoció el jugador.
«Las pérdidas fueron un factor fundamental», dijo Goran Dragic, consciente de que fueron estas pérdidas las que permitieron a Golden State meterse en el partido y acabar por conseguir una ventaja en el marcador.
Pese a la superioridad manifiesta de Golden State, no fue hasta un parcial de 15-2 en el último cuarto cuando Golden State realmente se despegó en el marcador. Curry, con un ojo morado debido a un choque fortuito con Rudy Gobert, declaró que los Warriors han vuelto a ser quienes eran.