MacLean se sincera en exceso: «Lo que hace Harden no es baloncesto»

Da para programa doble de la Sexta Noche. Aunque, eso sí: mejor prescindir de Inda, Beni y Marhuenda. Porque la polémica ya se sostiene bien por sí sola sin necesidad de estirar la hipérbole ni grafitear el Metropolitan.

  • James Harden está haciendo una temporada de MVP.
  • James Harden se tira hasta las zapatillas.
  • James Harden es el mejor en 1 vs 1 desde Michael Jordan.
  • James Harden aburre hasta a las ovejas.
  • James Harden ha llevado, él solito, a los Rockets a playoffs.
  • No somos conscientes de las barbaridades que está haciendo James Harden.

Todo esto, y algunas cosas más, tienen su dosis de verdad, aunque todas juntas hagan estallar la coctelera de la razón y el sentido. Con admiradores y detractores a partes iguales, el juego de la Barba (sobre esto no hay discusión) no deja indiferente a nadie.

Sin embargo, es imposible no caer de lleno en el debate. De por qué genera tanta crispación, tanta abulia y tanto hate, un jugador que está promediando la locura de 36,4 puntos (cifra máxima desde los 37,1 de Jordan de la 86/87), 7,5 asistencias, 6,5 rebotes y 2,1 robos, y logrando (lo más importante) con ello –es decir, a través de su monopolio del juego–, que su equipo gane.

Por supuesto este no es el post para confrontar opiniones, rescatar la de nuestros lectores en sus mil cromas, ni desde luego compartir la de quien escribe. La que queremos divulgar aquí es la que se produjo anoche en un escenario irregular; y no por un cualquiera.

Clippers – Rockets

Don MacLean –que jamás cantó aquello de A long long time ago– fue un jugador de nueve temporadas en la NBA (pick 19 de 1992) y que una vez retirado se recicló en analista y comentarista de partidos. Entre sus diversos clientes, factura anualmente a Fox Sports West and Prime Ticket desgranando los encuentros de L.A. Clippers, conjunto que se enfrentó anoche a los Houston Rockets y que tuvo a MacLean entre el elenco al frente de la retransmisión.

Curiosamente, anoche fue un partido comedido (y certero) de Harden: 31 puntos, 7 asistencias y 7 rebotes, con tan solo 15 disparos a canasta; muy por debajo de los 24,6 que promedia esta temporada. De esos 31, diez llegaron desde la personal, franja que visitó seis veces para un total de doce intentos.

Y fue en una de esas, cuando MacLean aflojó la lengua y habló desde las entrañas, en una sinceridad insólita por el medio y la neutralidad (más allá de que las plataformas oferten retransmisión local y visitante) que se le presupone.

«Creo que el estilo de Harden, lo que hace, manipula este deporte de algún modo. Es casi como si estuviese haciendo trampa. Al verle simplemente siento que estoy contemplando algo que no es baloncesto. Para mí, baloncesto es movimiento de jugadores, movimiento de balón, diseño de jugadas. No simplemente un individuo que busca el aclarado una y otra vez. Es por eso por lo que mencioné ese punto antes, ¿quién más podría hacer esto? No es [lo habitual] dentro del sistema, que él esté haciendo todos estos números. El sistema está construido para él».

Duras (y para muchos, probablemente, desacertadas) declaraciones a las que, no obstante, no le faltarán acólitos que las sustenten.

(Fotografía de portada de Scott Halleran/Getty Images)


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