Magic: «A una superestrella de competir con Spurs y GSW»

Esa es la distancia. Una superestrella. Esa de la que adolecen los Lakers desde, empiezan a ser ya, demasiados años. Kobe, durante las últimas temporadas ...

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Por Enrique Bajo

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Esa es la distancia. Una superestrella. Esa de la que adolecen los Lakers desde, empiezan a ser ya, demasiados años. Kobe, durante las últimas temporadas no fue ni la sombra de Kobe. Nash, Howard y Gasol en el curso del Big Four, fueron la peor de sus propias sombras. Y lo que hoy tiene Luke Walton bajo su mando es mucha promesa y poco presente. Y Luol Deng y Timofey Mozgov, flamantes fichajes veraniegos, solo tienen de medio-estrella lo que sus salarios.

Magic Johnson ha vuelto a la órbita de L.A. para impregnarlos con su sabiduría y magnetismo. Una de las primeras cosas que ha hecho es analizar la realidad del equipo y cifrar la distancia que hay entre ellos y su objetivo: los aspirantes. Sin nombrar a los Cavs —lapsus o a consciencia, lo desconocemos— Magic oteó el ansiado horizonte y cubrió la distancia actual que existe entre él y ellos con un arquetipo: un jugador franquicia, un all-star titular. Uno de esos hombres que no sólo ganan partidos, sino que convierten a aquel equipo que los ficha, en aspirantes a campeonato.

Cerca, y por la buena senda

«Estamos a una superestrella de poder competir contra ellos [Spurs y Warriors]», ha comentado el ex base en una entrevista para Spectrum SportsNet. «Un chico así cambiaría nuestro panorama, porque tenemos todo lo que necesitamos, excepto esa figura que convertiría a todo el mundo en algo mucho mejor. Eso es por lo que he vuelto. Si pensara que estuviéramos muy lejos [de los aspirantes] y esto fuera a ser una pérdida de tiempo, no estaría aquí ni habría aceptado este puesto. Sé que tenemos las piezas adecuadas y ya sólo vamos a poder mejorar».

El imán para la guinda. Así considera Magic que es su vuelta al equipo de toda su vida. El atractivo y la persuasión necesaria para atraer a ese jugador de primer nivel que en los últimos años había cogido una extraña alergia a defender unos colores que, hasta hace poco tiempo, eran de los más respetados y ansiados de la NBA. El playmaker ha vuelto. Ha vuelto para que todo vuelva a fluir como nunca tuvo que dejar de hacerlo. Sólo que esta vez lo hará sin balón y con su carisma operando desde los despachos. Brandon Ingram, D’Angelo Russell y Julius Randle tienen madera de estrella. Pero mientras se pulen, él quiere traerse a la suya propia y consagrada, ya.

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