Emmanuel Mudiay inició la temporada con la intención de demostrar todo lo que puede hacer –demasiadas cosas– desde el primer minuto, algo que a día de hoy ve equivocado, tanto como para señalar que cuando salta a la cancha «sólo se trata de jugar, de relajarse».
Para llegar a ese cambio de mentalidad hubo de atravesar críticas, esas que fluyeron tras sus primeros partidos, una lesión, la cual nunca suele ser buena noticia para un rookie, y una charla seria con Mike Malone, quien le dijo «lo que necesitaba escuchar».
«Había dos opciones, recuperarse y tener una buena temporada de novato, o hundirse más. Tuvimos un par de conversaciones muy honestas, de corazón a corazón. No intenté decirle lo que quería oir, sino las cosas que necesitaba escuchar. Le dije que tenía la opción de sentir lástima por sí mismo, o simplemente seguir trabajando duro y comprometerse mucho más con el juego», señala en delcaraciones a Denver Post.
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Obviamente Mudiay optó por la segunda. Si antes de la lesión sus porcentajes de tiro apenas rondaban el 30%, desde ese momento ha firmado un 38% en enero, un 34% en febrero, y en lo que va de marzo se marcha hasta el 52%. Además del tiro, su mayor asignatura pendiente, la de las pérdidas de balón, también son reflejo de su nueva disposición en la cancha. Así, si en los tres primeros meses no bajó nunca de las 3,6, en estos dos últimos las ha reducido hasta las 2,4.
«Eso es lo que me ha impresioando tanto de Emmanuel. Para un niño de 19 años, enfrentándose a la adversidad que ha vivido, ha conseguido recueprarse de una manera increíble. Eso me da mucha esperanza y me emociona de cara al futuro», expresa en referencia a que pueda convertirse en uno de los mejores bases de la liga.