Los Phoenix Suns tienen una de las situaciones salariales más angostas de toda la NBA. Con más de 150 millones de dólares ya garantizados solo en tres jugadores, solo mantener los jugadores que tienen contrato de cara a la temporada que viene les situaría casi dos millones por encima del segundo apron estimado para la 24-25. Lo cual aprieta mucho las posibilidades de construcción de plantilla. Aun así, Matt Ishbia, el propietario de los Suns desde el año pasado, está dispuesto a gastar todo lo necesario para mantener el actual núcleo. «¿Qué es el segundo apron?», bromeaba junto a Adam Silver en la presentación del All-Star 2027.
Traspasar esa segunda frontera del impuesto de lujo, algo más de 17 millones por encima de la cifra que marca el luxury tax restringe especialmente la obtención de nuevos jugadores. Suprime la excepción media, cualquier traspaso en el que el salario obtenido sea mayor que el saliente y la opción de sumar agentes libres tras ser cortados. Pero deja algo de cancha para mantener a jugadores a través de derechos Bird y otros sistemas.
Objetivo: Allen y O’Neal
Este último es el caso de Grayson Allen y Royce O’Neal, a quienes Ishbia considera cruciales mantener de cara al próximo curso. «Esperamos tenerles de vuelta y mantener el núcleo del equipo unido. Amamos a este equipo y vamos a competir al más alto nivel, ojalá, en los próximos playoffs», decía Ishbia. Los Suns pueden pagar hasta 18 millones a O’Neal y 17,7 a Allen, ningún otro equipo puede ofrecer tanto. Aunque probablemente no sean sus precios reales de mercado.
«Vamos a intentar ganar un campeonato este año y averiguar la forma de volverlo a hacer el curso siguiente. Y eso implica firmar agentes libres», apunta el propietario. «Tener los derechos Bird sobre alguien te da una ventaja para mantenerle a pesar del impuesto de lujo. No somos frívolos con el dinero, no gastamos por gastar. Sólo intentamos construir el mejor equipo posible».
(Fotografía de portada de Christian Petersen/Getty Images)