El protagonista de la previa entre Cavaliers y Celtics fue Marcus Morris. El de Boston aseguró que, después de Kawhi Leonard, era el mejor defensor posible en toda la NBA de LeBron James, el jugador que mejor podía parar al líder de Cleveland.
Luego, en el Game 1 de las Finales del Este, Boston arrasó a los Cavaliers y LeBron se quedó en 15 puntos, poco bagaje para él. No fue solo el trabajo atrás de los de Brad Stevens, y de Morris, el que frenó a James y compañía, sino también precisamente el poco espíritu defensivo mostrado por los Cavaliers en los 48 minutos de encuentro.
“Tuve un montón de tiros abiertos, de tiros fáciles. Hicimos un gran trabajo moviendo el balón”, apuntó Morris a los medios presentes en el TD Garden tras el encuentro. Y así fue. El veloz trabajo de distribución de la pelota por parte de Boston, la rapidez y el juego muy activo desarrollado por los de Brad Stevens cortó en dos mitades a Cleveland. Morris se valió de ese juego para hacer 21 puntos, 10 rebotes y 3/4 en triples. Una carga extra añadida para los Celtics, que no habían podido disfrutar tanto de su trabajo ofensivo contra los 76ers, donde Morris firmó una media de 10,8 puntos y 5,2 rebotes en los cinco duelos de la serie de semifinales de Este.
“Nuestros jóvenes son increíbles y lo han demostrado todo el año”, comentó además el propio Morris sobre el núcleo de juventud de los Celtics, clave en el éxito de la franquicia en la 2017-18
Stevens le da crédito
Ahora, Morris ha doblado sus números en el primer partido con respecto a la eliminatoria anterior. Mook iguala su mejor actuación ofensiva en unos playoffs esta temporada, ya que esos 21 tantos también los logró contra los Bucks. Ambas son la segunda mejor anotación de Morris en la pelea por el anillo, tras los 24 tantos obtenidos en 2016, precisamente contra Cleveland y cuando militaba en los Pistons.
“Es un gran tirador. Es un gran jugador ofensivo”, le alabó un Brad Stevens que celebra el tener un jugador no solo aguerrido atrás, sino efectivo arriba.